martes, 25 de diciembre de 2012

¿Pensábais de verdad que no os iba a desear Feliz Navidad?

Pues estabais acertados. Dado que la Navidad es una festividad en la que muchos de vosotros no creéis, me ahorro el felicitarla. Pensé en hacer lo propio con el Solsticio de Invierno, pero se me ha pasado, así que tampoco tendría mucho sentido. Podría desearos buen final de Año, pero no es hasta dentro de unos días.
Tal vez, felicitarme por los inminentes tres años de la Senda del Aventurero tendría más sentido, pero queda casi un mes para eso (¡TRES AÑOS YA? JODER, NECESITO UN PUTO TRABAJO).
Y ahora mismo no se me ocurren muchas más festividades. El día 28 es el de los Santos Inocentes, pero me parece celebrar algo el día que se recuerda una posible masacre de niños. Además me encantan esos cabroncetes bajitos y por ahí no paso.

Podría celebrar que hace muchísimas décadas que no hay una guerra a escala europea, pero ahora mismo estamos enzarzados en otra. Menos sangrienta, tal vez, pero que está siendo igualmente cruenta para la juventud y las familias. No sabría decir si la esta "paz" es algo bueno, pues tengo la opinión de que en las guerras llega a ser un simple "a por esos hijos de puta" sean suyos o de los nuestros. "Se cobra más víctimas" , podréis decir. Sí, mortales sí. Aunque dadle tiempo a la crisis y dentro de un tiempo echaremos cuentas, a ver qué de mierda sale.

Es posible que creáis que estoy hasta las narices de algo, y la verdad, en parte es cierto. Pero hoy no, hoy no me afecta. Calculo que tengo por delante unas cinco o seis horas de buena escritura, destinadas a meterme caña con El desafío Twitter y a intentar llegar a un concurso, pero la cosa va peliaguda. Escribir por la noche ayuda a escribir centrado, pero te acaba dando por pensar. Y la temática del desafío da para ello.

Que estoy algo quemado es algo que supongo que antes o después se me iba a acabar notando. Hago lo que puedo, pero hay días que se me escapa de las manos y con los videojuegos ya no me da. Sí, hablo de la crisis, de los políticos y de su puta madre. También, hablo de la gente, que hasta que no le estalló en la cara no ha movido ni un dedo y ahora parece que haya estado lanzando molotovs toda su vida. No quiero decir que no os manifestéis, pero cojones, sed consecuentes.

Acabo de hacer años cómo quien dice y me siento más viejo de lo que debería. Siempre me he sentido algo anciano, pero ya me sobrepasa. He pasado de ser peculiar a ser un puto cascarrabias, a socializar lo menos posible y a recelar de muchas cosas. Hace años, cuando aún trabajaba y todo eso, yo era un chaval hasta alegre y vital. Iba a trabajar en bicicleta, era resistente, fuerte y muy trabajador. Si tenía mis dos cocacolas de la mañana además estaba bastante despierto. Ahora, soy huraño, flojo y llorón (para muestra, lo que leéis) y escribo en un blog en internet, mientras cojo experiencia para intentar abrirme un hueco en el jodido mundo editorial. Estoy aprendiendo todo el inglés que puedo por mi cuenta, tratando de sacarme el carnet que debería haberme sacado a los 18 y lamentándome de no haber ingresado en el ejército a la misma edad, para encontrarme en un trabajo que realmente me encantaba. No voy a culpar a nadie, excepto a mí mismo, por vanagloriarme de tener más voluntad que el cerril medio, pero no ser capaz de plantar los huevos en la mesa en su momento. Por no estudiar inglés, sacarme el carnet y meterme a caballería, o infantería. Por no darle a la tecla mucho antes. Por no meterme en una carrera y optar a oficial. Por no montarme mi empresa, echarme a la mar, aprender a volar o escribir poesía.

Y ahora me estoy planteando la posibilidad de irme de una ciudad que pese a lo que digo de ella, me gusta. De pirarme de un país con tanto por ofrecer, pero tanto hijoputa por metro cuadrado. De irme de un continente con tantísima historia (en Europa no me quedo. No voy a ceder a sus planes. Les pueden dar por culo y mucho). Me deprime mucho la posibilidad de irme de un entorno que conozco tantísimo y que tantísimo me gusta y del que tengo tantísimo por descubrir. De alejarme de la gente a la que quiero, de no poder verlos todos los días, o todas las semanas, porque he decidido poner tierra de por medio con este sistema de mierda. Porque vivimos en una dictadura aunque no queráis verlo. Aunque tengáis la ilusión de votar cada cierto tiempo, esto es una tomadura de pelo grandísima que ahora véis, cuando lleva años flotando en el mar de estiércol, a la vista de todos.

Este va a ser mi último post del año. Un año que realmente en el aspecto blog no ha ido del todo mal. Tengo muchos más seguidores, he completado el número mínimo de entradas al año (uno por semana), aunque han sido sobre todo relatos cortos. Me han ofrecido adaptar uno de mis relatos cortos, estoy colaborando para mi primer cómic serio ("Sueño Africano", que va a su ritmo), estoy colaborando para un Desafío Twitter (que estoy escribiendo a toda leche ahora mismo), y uno de mis amigos me va a ayudar a adaptar "Libertad" al cómic (sí, tal cual lo leéis). Lo malo, es que no he seguido prácticamente ninguna de mis series habituales, la Senda del Interrogador ha estado paradísima y aunque intento reactivarla, con todo el lío que tengo los últimos meses cada vez cuesta más (y la apatía no ayuda). Por otra parte, he aparecido en otra quedada subcultista acá por la ciudad del Túria y entre otros (no espera, a bymanu y a byAtx ya os conocía de una anterior) conocí al estupendo Ensis, amo y señor del Boli bic. Estoy tan sociable (mentira) que hasta tengo Twitter, que lo gasto para... para... absolutamente nada, excepto retuitear alguna cosa, o comentarla.

Pues nada, un poco deprimente para ser el último post del año. No me veo trabajando dentro de un año, la verdad, por muchos papelones que entregue. Sí que me veo escribiendo, sin embargo. Tal vez pobre, tal vez desesperanzado. Pero siempre siempre, escribiendo.

Que paséis buen fin de año, os deseo lo mejor.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

¡AAAAH! ¡HE VISTO SEXO!

Muy buenas a todos.
He visto que se monta polémica por el asunto +18 en las snaps de Subcultura y cómo soy un puto cabrón, me subo al carro. Pero no voy a hablar de pornografía, sino de violencia. De la buena, vieja y sana violencia.
Hace un tiempo, comenté una duda que me carcomía. Tengo dos series de relatos, "Él" e "Ira", en las que suelo representar la violencia cómo parte del mundo de los personajes. Evidentemente, en el resto también hay, pero estas dos especialmente, me hicieron plantearme el plantar un aviso (cosa que comencé a hacer), porque era algo que no parecía tan terrible. Entiendo que no mucha gente me lea, pero publiqué todo lo de "Él" sin aviso, a pelo y fue con "Ira" cuando me lo planteé.
Adivinad qué; nadie se escandalizó. En un relato en el que se da a entender que violan a una mujer hasta la muerte, convierten a su hijo en pulpa, a otra la acuchillan sin piedad y a su marido lo envenenan para que sufra una muerte atroz junto a ella, a una familia entera la incineran, para después pegarle un tiro en el cráneo al cabeza de familia y por último, el protagonista en su sed de venganza, trocea vivos y cocina igualmente vivos a dos homosexuales. El fina, va a ser una orgía de sangre, disparos y lamentos que no es ni normal, pero vamos, que hasta yo me sentía algo mal ejerciendo tanto mal contra mis personajes, especialmente el caso de la familia entera.
Pero oiga, ni el tato vino a quejarse. No es que me leyeran muchos tampoco, pero ahora que me leen más supongo que alguien se fijaría y los leería. Y todavía no me han moderado ni se han abierto indignados post.

Igual, es que no va contra las reglas y aquí somos muy de reglas. O igual es que a nadie le importa. Ahora, que igual es que casi nadie lo leyó.


Que por cierto, ya que estamos, la próxima entrega sobre "las armas son peligrosas" vendrá nuevamente con los efectos sobre el cuerpo humano de distintas armas (lo siento Darius los tanques tendrán que esperar, pero ¡eh! cada vez tengo mejor información). Pero esta vez, con fotos. Lo que será difícil, porque es complicado encontrar las adecuadas, pero buscaré. Eso sí, con un aviso al principio del post avisando a los menores que no clicken en ningún enlace o vayan para abajo, no sea que se traumaticen.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Día del Unicornio.

Sí, era ayer. Y ayer apareció en El desafío Twitter con un fondo chulo y todo. Planeaba copipegarlo aquí, pero mejor os dejo los tres links al Desafío y lo leéis allí, que merece la pena. Ira: Unicornio 1 Ira: Unicornio 2 Ira: Unicornio 3
Y eso es mi primera aportación para El desafío Twitter, genialérrima idea de byAtx, Dafne y O_o.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

La Senda del Interrogador: Neyebur.

Vuelve la Senda del Interrogador. Espacio patrocinado por La Senda del Aventurero y tiendas "¡Al Loro!"


Vilem: ¿Cuándo llegaste aproximadamente a Subcultura?

Neyebur: Si no recuerdo mal llegué en el 2009, cuando Pziko empezó a publicar allí Incultura General. Lo seguía desde antes, y entonces empezó a publicar en Subcultura también. Primero comentaba sin hacerme una cuenta, Pero en el 2010, como entraba tantas veces decidí hacerme una cuenta propia, para así seguir mis cómics favoritos.

V: ¿Antes de Subcultura publicabas algún webcómic?


N: No, como mucho había hecho algún fotomontaje a modo de fanart a los webcómics que leía. El dibujo no era lo mío.


V: ¿Cuándo te decidiste por escribir el guión de "En Crisis"?


N: Podría decirse que desde que descubrí los webcómics. Desde que empecé a leerlos me dije "yo quiero hacer algo así". Siempre suelo ir a todos lados con una libretita para apuntar las ideas que se me ocurren. Antes solo la usaba para algunas historias, pero luego empecé a escribir chistes sueltos. Precisamente en uno de esos chistes sueltos aparecían 4 personajes que acabarían siendo los protagonistas de En Crisis. Me gustaron los personajes y quise darles una historia.


V: ¿Cómo acabaste colaborando con mariods?


N: Los fotomontajes que te comenté antes los subía a DeviantArt. Entré en esa página además de para compartirlos pensando que era el lugar perfecto para encontrar un dibujante para mi guión. Hice muy buenos amigos en esa pág pero nadie tenía ganas o tiempo para hacer un webcómics conmigo. Hasta un día, cuando ya no buscaba dibujante, se podía decir que me lo había tomado por imposible, buscando por la pág dibujos de Mortadelo di con la pag de MarioDS. Lo seguí, y al poco empezó a publicar Toby por ahí, pero dijo que no pensaba subir más por ahí. Un día le hable de Subcultura, y le encantó la pág, por lo que empezó a publicar por ahí. Una tarde, hablando por el messenger me preguntó por qué no hacía yo un webcómic. Y le conté que el dibujo no era lo mío pero tenía muchos guiones apuntados, le conté algunos, y le presenté a los personajes. Al día siguiente me regaló un dibujo con todo el casting de En Crisis y me preguntó: "¿Quieres hacer un webcómic?" Se puede decir que en vez de encontrar dibujante él me encontró a mí.


V: Vaya que sí. Desde luego, tuviste que alegrarte.


N: Mucho :D.


V ¿De dónde sale la idea de hacer el cómic en un colegio?


N: La primera tira que escribí con los protagonistas, el boceto que te comenté antes, presentaba a cuatro chicos. Solo era una escena simple, pero me gustaron los personajes. Y quise darles una historia, un contexto. Pensé que podía unirles y se me ocurrió la idea del internado, que además me permitiría presentarlos en la primera temporada con un nuevo alumno, Saúl.


V: ¿Cómo el trabajar con un dibujante que (en mi opinión) tiene un estilo perfecto para tu guión?


N: Me viene muy bien. Reconozco que mis guiones tienen mucha influencia de los cómics de Mortadelo y los dibujos de los Looney Tunnes. Y el estilo de mariods bebe de ese estilo. Fue una unión perfecta. Además, Mario me ayuda mucho con el guión cuando me quedo atascado.


V:¿Suele ocurrir mucho?


N: No, pero siempre que le paso el guión a Mario le doy la oportunidad de que me mande cualquier apunte que cree que podría mejorar la tira. Nos podemos pasar horas hablando de futuras tiras, como de cualquier tema, me encanta hablar con él. Es un gran amigo.


V: Jejejejeje. Cambiando ligeramente de tercio, ¿te has planteado o comenzado la impresión en papel?


N: Creo que casi todos los webcomiqueros se lo han planteado alguna vez. Por ahoramariods y yo hemos participado en dos fanzines que han publicado en papel. Mentiría si dijera que no me gustaría, pero también reconozco que lo que me gusta de los webcómics es que no es un trabajo, es un hobbie. Lo hago porque me gusta, no para ganarme la vida, creo que si lo hiciera solo pensando en publicar y no para pasarmelo bien no lo disfrutaría tanto. Pero no descarto la posibilidad. ;).


V: ¡Jajajajaja! La verdad es que iba a preguntarte si buscas el profesionalizarte. Supongo que eso, en parte lo responde.


N: Me encanta escribir, a parte de cómics he escrito novelas también, sin publicar. Pero como sé que es difícil vivir de esto, estoy estudiando para ser maestro el día de mañana. Seguro que me inspira trabajar en un colegio para narrar las aventuras del internado. xD.


V: ¡Jajajajaja! ¿Maestro que lleva una manzana y la deja encima de una mesa, o lo que está encima de la mesa es más bien metálico, con un gatillo y balas del .45?


N: Una mezcla creo yo. Al igual que en Sisirc tenemos todo tipo de alumnos, creo que cuando yo sea maestro tendré que tratar con alumnos como Saúl y otros como Irene, se trata de saber como tratar a cada uno.


V: No me quiero ni imaginar a un alumno con capacidad de... bueno, poner en órbita medio instituto. O todo.


N: Por ahora trabajaré con alumnos más pequeños, de primaria. A esa edad fue en la que descubrí los cómics, iba a todos lados con un Mortadelo


V: Jejejeje, qué recuerdos me has dado con lo del Mortadelo


N: Los chicos de En Crisis estan en una edad intermedia. Ni son unos niños ni son unos adolescentes alocados tipo series de televisión como Física o Química, Compañeros... no hemos dicho la edad, dejando que cada uno se imagine la que quiera. :).


V: ¿Tienes pensado que crezcan a medida que avanza la trama?


N: Por ahora si cambian será paulatinamente. Por ejemplo, tenemos pensada una tira en la que Saul despierta ya con barba, y no precisamente pelusilla. xD.


V: ¿Algún experimento de Irene?


N: Eso sería spoiler. xD.


V: ¿Tienes algún personaje del que estés especialmente orgulloso?


N: Depende del momento, creo que todos tienen un poco de mí, y me gusta dedicarles a cada uno su momento. Por ejemplo, las primeras temporadas se las dediqué a Saúl e Irene. Y la que ocurre ahora se centra más en Soto y Andrea. En Crisis es un cómic coral.


V: ¿Cuál es tu cómic preferido en Subcultura?


N: Pregunta difícil. Me gustan mucho. Creo que diría Toby el Chico Ardilla, soy su primer fan. xD. Aunque no me olvido de otros como SuperFreakHeroes, Frustaciones y Jolgorios... Pero mi voto va para Toby.


V: Jejejejeje. ¿Y el que menos?


N: Eso tampoco es fácil. Hay un cómic en Sub que les gusta a muchos, pero yo rara vez le veo la gracia: ASDFG. Es solo que no me gusta tanto como a todos los demás.


V: Vaya. ¿Cuál fue el comentario que más te gustó?


N: Hay muchos comentarios que pueden presumir de subirme la moral en mis días más apagados. Recuerdo uno de Rosthein que decía que le gustaría ver una serie de animación de En Crisis. También me encantan los comentarios de los nuevos lectores que acaban de descubrir el webcómic y dejan un comentario como "Acabo de descubrilo y me gusta".


V: Jejeje. ¿Y todo lo contrario?


N: Tuvimos un troll en unas tiras que se hacía llamar Spoilerman, que siempre que comentaba era para sembrar polémica. Dos veces comentó pidiendo que se muriera un personaje. Y cuando planeamos hacer una inocentada el 28 de Diciembres estuvo a punto de cargarse la inocentada, fue la única vez que borré un comentario. Pero cuando se lo comenté a Mario no se lo dije enfadado. Bromeé y le dije "ahora sí que somos un webcómic de verdad, tenemos un troll".


V: ¡Jajajajajajajaja! Muy buena forma de tomarse el asunto. ¿Alguna cosa en Subcultura (en general) que no te guste nada, pero nada nada?


N: Me es difícil pensar en algo siendo sincero. Quizás que como se puede entrar muy fácil pueden entrar trolls, pero esto no lo veo un fallo de Subcultura. Es una de las virtudes y defectos que tiene Internet, puedes encontrarte gente genial como a trolls. No se puede hacer nada sobre este tema salvo bannearlos cuando aparezcan los trolls, no alimentarlos.


V: ¿Consejo para los novatos?


N: El que no arriesga no gana. Yo tardé mucho en animarme a unirme, y conozco a algunos que todavía se lo están pensando, y yo sé que valen. Hay que atreverse, nadie nace sabiendo. Nadie es perfecto, ni si quiera los que ya llevan esto años. Yo por ejemplo considero que he mejorado en este año que llevo aquí, y lo que me queda por aprender. Hay que atreverse. Aunque sea solo para hacer tan buenos amigos como yo he hecho. La mayoría lejos de donde vivo, las Islas Canarias. Yo creo que haberme atrevido a empezar esto merece la pena solo por haber hecho un amigo tan genial como Mario. Que a pesar de habernos visto pocas veces en persona, lo considero un gran amigo.


V: Bueno, terminamos ya, pues me voy al filo de la noche, lluviosa noche.


N: Coja el paraguas.


V: Bueno, ¡que tengáis mucho ánimo con el cómic y seguid así!


N: Muchas gracias. Y que a ti te vaya bien con las entrevistas. ;).


Nota del vago del interrogador: Como sabréis, esta entrevista ya tiene un tiempo, merced de "cosas" que pasan. En este tiempo, En Crisis cerró y Neyebur ha comenzado en solitario con un webcómic de cajón de sastre llamado Déjame que te cuente. Además, me ha comunicado que en Enero comenzará nueva andadura de guionista en un cómic titulado "El hombre sin forma".

Nota del vago del responsable de todo esto, que es el mismo caradura de arriba: Aquí tenéis la primera actualización semanal. Me estoy dando cuenta de que no puedo asegurar un par de días, pero sí he de asegurar al menos dos actualizaciones semanales.
Lo de asegurar dos actualizaciones no es sólo por vosotros, sino más bien por mí. Intento acostumbrarme a escribir "profesionalmente" y he de acostumbrarme con el tiempo que me queda.
Un saludo a todos. ¡Estad atentos para próximas actualizaciones!

jueves, 29 de noviembre de 2012

Libertad 8. Dulce emancipación.

Las explicaciones están al final del post, después de la lectura.



–Hola Erecnar, me alegro de verte aquí –dijo Ilvael, sin apartar la vista del monitor–. Estamos con algunas pruebas preliminares, para asegurarnos que todo va tan bien cómo debería.
El hangar estaba bastante vacío, a excepción de las distintas piezas colgadas, destinadas al Emancipador y de los cazas que se amontonaban en un pequeño montón. Los droides pululaban arreglando piezas, ajustando secciones del propio hangar o símplemente trayendo materiales. Las enormes puertas blindadas que daban a la quebrada estaban abiertas.
–Muy bien, muy bien –respondió admirado Erecnar–. El sitio es impresionante.
–Vaya, gracias. Perdona –se llevó el comunicador a la cara–. Muy bien Kat, recula, ya puedes meterlo. Está todo genial.
–He traído mis cosas –comentó, acercándose a la sala de seguridad–. He visto casilleros ahí.
–Sí, sí, luego os abro el Emancipador para que dejéis vuestros trastos en los camarotes.
No estaba haciendo mucho caso. La popa de la pelta asomaba ya con cuidado, llenando la entrada y oscureciendo el hangar, mientras flotaba con un sonido ululante que comenzaba a llenar el lugar.
–¡No, no lo vamos a colgar de nuevo! –gritaba para hacerse oír por encima del estrépito–. ¡Sigue, sigue! ¡Vale! ¡Conecta el aterrizaje, que ya está!
Con un grave siseo se abrieron las patas de aterrizaje, que gruñeron cuándo los repulsores cesaron su trabajo y descargaron el peso. Una larga rampa extensible de acceso se desplegó perezosa desde la popa, entre las dos patas traseras.
–Kat, haz el favor y abre también la bahía del hangar y los ascensores de carga –se giró hacia el resto del hangar y dijo con una potente voz–. ¡Muy bien! ¡Todos arriba! ¡Tenéis las localizaciones señaladas, así que vuestros camarotes no tienen pérdida! ¡Cada cuál que vaya al que le corresponda y recordad que el que primero llega, elige litera!



El interior de la nave era curioso. La bodega era enormemente amplia, separada del hangar y taller por un delgado mamparo blindado, que en caso de necesidad se podía recoger, pero que mientras se mantenía desplegado convertía el lugar en un recinto estanco, pero el resto de pasillos se habían recolocado para dejar espacio a los nuevos sistemas. Apenas habían ya camarotes y la mayoría de estos eran cómo mínimo, cuádruples, excepto el del capitán y la piloto, que era doble, con un pequeño mamparo que los separaba y se encontraba al nivel del puente, en la torre de mando. El resto estaban en la base, aunque la enfermería disponía de un cuarto de descanso para el oficial, que lo convertía en el área de descanso con más privacidad de la nave. Los pasillos estaban perfectamente señalizados con direcciones e instrucciones para la evacuación, pues a Ilvael le gustaba mantener a su tripulación viva. Y aunque había pensado en la posibilidad de contratar razas muy dispares y haber estandarizado todo lo posible el Emancipador, Erecnar entraba muy justo en el pasillo, cosa que no le acababa de gustar. Pero estimulado por la advertencia del capitán acerca de los catres, se movía con rapidez, zigzagueando por el intrincado sistema de pasillos. Finalmente, localizó un camarote en el que venía indicado su nombre. Dentro, habían dos literas que en su parte superior habían unido mediante barrotes soldados. Encima, un colchón hecho a partir de los dos originales serviría de cama para el enorme chandersi. No parecía cómodo.







¡Muy buenas! Mucho tiempo ha desde la última actualización de "Libertad". Han ocurrido cosas, cómo que ahora soy oficialmente "Il Padrino" y que sigo esperando (ejem) el especial por la entrada 200. Así que oficialmente esta es la 200. El especial ya llegará cuando. Es jodidamente escasa, pero es lo que hay de momento. Haré caso al pueblo y los martes (¡nadie dijo qué martes, muajajaja!) el segundo espacio fijo irá destinado a "La Senda del Interrogador" después de tanto tiempo (hace poco la idea cumplió un año, pero no tengo tanta cara para celebrar algo que lleva más de 6 meses parado). Así que nada más de momento. ¡Un saludo a todos muchachada!


Por otra parte, recordad que el Emancipador aún busca tripulación, así que si queréis animaros sólo tenéis que
Clickar aquí y postear vuestra idea.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

¿Libertad de qué?

Son las 14:20 y ya me da asco éste día. Se pueden ir todos a tomar por el culo (quien deba, por supuesto, no entendáis que el pueden va por vosotros).
No me voy a poner crítico, u objetivo o lo que mierdas suela hacer en éstos casos. Sólo decir que éste país me da cada vez más asco en todas sus formas y cada vez tengo más ganas de largarme de aquí. Sólo siento orgullo patrio pensando en tiempos pasados y cada vez me canso más de sentirme asqueado por este país de hipócritas y de hijos de puta.

martes, 13 de noviembre de 2012

Opinión de Gogenakis sobre la Importancia de la Lengua II, la Orkografía contraataca.

Viene bastante tarde, pero no le falta razón y quería compartirlo con vosotros. Así que hago una entrada con su comentario, me sumo otro tanto y post y su opinión la leéis, porque el post original ya no creo que lo volváis a leer.




Gogenakis escribió:
 
estaba leyendo el post y los comentarios, y pense k era un buen momento para relajarme y escribir de la forma en la k suelo escribir siempre por pura y llana vagancia. Pero dado k la situacion no es la propicia, mejor me comporto y me ciño a las normas de ortografía

Viendo que existen dos facciones en los comentarios creo que voy a adoptar una posición de centro-derecha (¿?). Entiendo el trasfondo de lo que lorezaharra explica, pero es una verdad a medias, lo que necesariamente no tiene por qué convertirse en una mentira.

Entiendo que pueden existir personas muy cultas más sosas que una infusión de piedras, que se dedique a guionizar comics o películas sin el menor tipo de gusto ni talento (el cine español es el hogar de todos ellos), pero que sin embargo tengan un manejo de la lengua dignas de un premio Cervantes. El problema es que el talento y la imaginación no es una franquicia de los analfaburros ni de los salmones a contracorriente, también hay gente que aún le tiene respeto al castellano y que tiene en su cabeza muchas historias que contar y arte para plasmarlas. Claro está, depende de quién sea tu público, puedes escribir como te salga del sobaco. Con tus amigos eskribiras de la forma mas kolokial k kieras, el problema viene cuando lo haces de cara a un público más generalizado. Para cada situación existen unas formas.

Por ejemplo, todos tenemos total libertad para ir vestidos como queramos, buena prueba de eso son los góticos, sin embargo dudo que a tus fúturos suegros les haga gracia que te presentes en su casa ataviado con el tanga de Borat. Puedes proclamar a los cuatro vientos tu libertad de expresión y tu derecho a vestirte con lo que quieras, pero lo siento Romeo, te quedaste sin tu Julieta por no entender el contexto. Por tanto, dos escritores con talento, uno que no le prende fuego a todos los sillones de la RAE y otro que sí, el que no tiene problemas de piromanía es el que se lleva el gato al agua.

Aparte de eso, hay un trozo que me ha hecho gracia, y es lo de la universidad de la vida. Eso en mi pueblo se llama demagogia, además de la manoseada. La gente tiene un concepto extraño de lo que significa aprender de la calle, es como si eso te convirtiera por definición en alguien descarado, antisistema y demagógico. Cuando en realidad debería hacerte más abierto de mente, respetuoso y sobre todo consecuente. No, ir al teatro o al cine no te da derecho a desvirtuar el precioso tesoro que es el castellano, porque si respetarlo es de fascistas, entonces el teatro y el cine esta lleno de ellos, y desde luego yo no quiero asistir a una universidad en la no me enseñen las herramientas para defenderme en el mundo, esté en la kalle, en la calle, o en Narnia.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Libertad 7. Dulce emancipación.

Las explicaciones están al final del post, después de la lectura.



El día despuntó radiante sobre Coronet. Ilvael andaba de muy buen humor, gracias a las visitas que realizó el día anterior y en parte porque el androide que se encargaba de supervisar los avances le acababa de notificar que habían conseguido sacarle el ridículo nucleosoplante original y que en menos de una semana podrían montar los nuevos. Aquello le hizo reír, pues la nueva planta propulsora era exagerada e innecesariamente potente; le encantaba. Sin embargo hoy quería aprovechar y probar el nuevo sistema repulsor, instalado la semana pasada que a falta de un piloto profesional no había podido probar. Y no iba a dejarle a Nomaie la responsabilidad de pilotarlo mientras él revisaba desde fuera los datos del sistema de diagnóstico. Principalmente, le interesaba que el crucero fuera capaz de soportar la enorme presión a la que el repulsor lo sometería.

Jeriaebrek se había unido a ellos porque no tenía nada mejor que hacer. Y porque tenía una curiosidad morbosa por ver si tendrían que salir corriendo de la zona de pruebas de Ilvael. Otra vez. La última le había dicho varias veces “te lo dije” y no se perdería el pequeño placer que suponía recordarle a su amigo, entre explosiones de combustible y carreras, que la había cagado. De nuevo.

–Joder Jeria, no tienes medida –le reprochó Ilvael, picado–. Nada explotará. Espero.
Y la esperanza del artesano se fundamentaba realmente en dos cosas; que ahora le había puesto muchísima más atención que otros proyectos y que las piezas eran de primera, compradas, robadas o conseguidas con bajos recursos. Pero no fallarían.
El autorepulsor los llevó hasta las ruinas del pueblo abandonado, dónde Ilvael trabajaba ya en el caza de Nomaie, que había sacado de un basurero. Cómo la mayoría de astronaves que había fabricado, se movía mejor con un diseño ya hecho. Él llegaba, lo ponía a punto, lo desmontaba, eliminaba lo que no interesaba y lo convertía en un monstruo. Esta vez, se trataba de un modelo de TransGalMeg, uno de los ágiles Kihraxz que tan buena opinión daban. Por una vez lo había adquirido legalmente, pero su equipamiento era increíblemente ilegal el gran parte de la galaxia e incluso en muchas zonas del Espacio Hutt.

Sus nuevos empleados llegaron a la hora que había convenido con ellos. Zetha estaba revisando el entramado eléctrico para asegurarse de que no habían zonas corroídas y Erecnar se afanaba a preparar su bláster de hombro tradicional entre los de su raza. Kat y Cicak sin embargo aguardaban fuera, pues Ilvael había salido para echarle un buen vistazo al caza de éste último.

–Está en general en buenas condiciones –dijo, mientras abría la puerta de acceso al turbocompresor de los nucleosoplantes–. Algo de óxido en las juntas, pero nada serio. Perdona un momento.
Miró a un punto en el horizonte. Antes de que Cicak pudiera responder a lo del caza, alzó un dedo y se llevó el comunicador a la boca.
–Nomi, te he dicho que no te alejes tanto –comentó, con un tono de enfado–. Ya sabes que puede aparecer una patrulla del CorSec.
–Agh, ya voy papá.
A lo lejos, el punto dio un bandazo y comenzó a agrandarse a gran velocidad. Poco a poco, descendía, hasta estar muy cerca de la superficie.
–Creo que está bajando demasiado –dijo Kat, sorprendida por saber quién pilotaba–. Demasiado rápido también.
–Nomaie, no juegues.
El punto era ya perfectamente visible. El gran sol corelliano enviaba reflejos a su superficie de metal pulido. Ningún sonido les llegaba.
–Nomaie, levanta el morro. Te vas a dar contra el borde de la quebrada.
No pudo seguir. Estaban a varios cientos de metros del borde y ya lo había rebasado a una velocidad más que elevada. Frenó de golpe, usando los poderosos repulsores montados y calibrados por ella misma. Sintió cómo el cerebro quería salir por sus ojos y casi no controló el caza cuando el estampido la alcanzó.
A Ka Ta-En y a Cicak no les dio tiempo a decir nada. El estruendo los dejó sordos un instante. Levantaron la vista aturdidos mientras el Kihraxz se movía con precisión tras reponerse del susto y aterrizaba justo al lado del Bel-22 del lagarto.
–Nomaie, no bajes, que has de entrar por la puerta del hangar –le hizo un gesto a Cicak–. Síguela y que te muestre por dónde entrar.
El piloto hizo caso sin decir una palabra e inmediatamente ambos se elevaron el en aire.
–Bueno, perdona el espectáculo Kat –se disculpó el artesano–. Es tan impulsiva cómo su... Da igual, bajemos. Necesito de tí.
–¿Qué ocurre?
–Que llevamos buen ritmo y me entran ganas de probar los repulsores de la pelta –le comentó Ilvael, sonriendo–. Así que vamos a que hagas la primera toma de contacto.
–¿¡Una pelta!? –exclamó la cereana, sorprendida–. Pensé que era un transporte grande, pero no una fragata.
–Tranquila, ya no tiene designación de fragata –dijo, para calmarla–. Ahora es un...crucero. Armado.
–¿Qué planeas asaltar?
–No, un crucero de batalla no. El Emancipador está armado, pero no tan armado. Oficialmente.
–¿”Oficialmente”?
–Sí. Vamos, tampoco te lo puedo explicar todo antes de que lo veas.
Atravesaron la sala de seguridad que hacía ahora de entrada al enorme hangar, por cuya salida en la quebrada ahora entraban ambos cazas. La sala, tenía gruesos muros de un material compuesto, especialmente diseñado para su uso en zonas de pruebas y hangares de experimentación. Tenía espacio suficiente cómo para que treinta personas miraran los resultados en el exterior. Al ver la nave, Kat no pudo reprimir un silbido de admiración. No tenía instalado el nucleosoplante, que ahora colgaba de una grúa en el techo a bastantes metros de altura. A su lado, también colgado, estaba el Emancipador, que ya comenzaba a parecerse a una nave hecha y derecha, a pesar del trabajo que aún necesitaba. Lo habían raspado hasta dejar al aire el acabado metálico, para repintarlo. No tenía el motor original y los puntos de pivotaje de las alas estabilizadoras los habían tenido que extender hacia los lados y un poco hacia proa para permitir espacio a la nueva planta motora. El nuevo carenado suavizaba los ángulos de la nueva colocación, en previsión de posibles impactos. El puente tenía un aspecto mucho menos macizo, con las ventanas blindadas del puente extendidas hacia los lados y ensanchadas para mejorar la visibilidad, aunque ahora estaban reforzadas por anclajes reforzados.
Cerca de la portezuela del hangar, descansaban varias naves, entre ellas, el Falange, que pertenecía a Jeriaebrek y que ahora estaba terminando de reequipar.
–¿Bonita, verdad? –dijo Ilvael, orgulloso de su creación–. Vamos a abordarla, necesito que te hagas con los mandos antes de salir y comprobar si puedes dar una vuelta de prueba sin usar la propulsión principal.




Ya estamos de vuelta con otra entrega. Me ha costado un poco má de lo previsto y llego ya en viernes, pero espero que no me lo tengáis muy en cuenta. Me he despistado haciendo pruebas de guión y claro, pasa lo que pasa. Espero que os guste la nueva parte y que no se os haga muy lenta la espera para la siguiente. En dos tres días, por otra parte, espero terminar con Sniper Alley de una vez. Que ya toca.


Por otra parte, recordad que el Emancipador aún busca tripulación, así que si queréis animaros sólo tenéis que
Clickar aquí y postear vuestra idea.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Libertad 6. Dulce emancipación.

Las explicaciones están al final del post, después de la lectura.



La noche se les echaba poco a poco encima, así que resolvieron que no les pillara el anochecer en aquella zona, sobre todo sabiendo que no habían previsto quedarse tanto e iban desarmados, así que volvieron al piso de Ilvael, a cenar y a prepararse para mañana. Al entrar, encontraron a Nomaie charlando tranquilamente con dos personas. Los tres se giraron en cuánto entraron por la puerta y su hija se levantó para hacer las presentaciones. Cómo pudo observar, le había desobedecido al soltar al enorme can, que ahora dormía tranquilo en un rincón.
–Hola papá; –dijo, tratando de evitar el tema del enorme lobo–. Son Cicak y Ka Ta-En y han venido por el anuncio de reclutamiento.
–Perfecto, perfecto –la miró cómo diciendo “luego hablaremos” y trató de ser cordial–. Están en su casa, aunque no dudo de que Nomi ya les habrá puesto en parte al corriente.
–Encantado ssire –siseó el lagarto, alto y espigado. Las escamas verdes le cubrían aunque apenas se disimulaban con el mono de vuelo. y se recogía el oscuro cabello con una goma–. Leí ssu oferta en el periódico y no he podido evitar ssentir curiossidad.
–Creo que más o menos me pasa lo mismo a mí –dijo la cereana, de atlético cuerpo enfundado en un mono con bolsillos y trenza rojiza en la parte trasera del cráneo. En su rostro destacaba un tatuaje tribal que había hecho que Nomaie silbara admirada–. Aunque tengo bastantes ganas de comenzar con el trabajo. He traído cartas de recomendación.
–Bien, bien. Me parece bien –a Ilvael le abrumaba tanta presentación en tan poco tiempo–. ¿Quién ha llegado primero?
–Yo, ssire –respondió el lagarto–.
–Bien, Cicak, ven conmigo al despacho, intentaré ser breve para que no se os haga tarde.

Avanzaron ambos hasta el despacho de Ilvael, que lo llamaba así, aunque en realidad era una habitación con una pequeña biblioteca, una mesa de trabajo, varios aparatos que en algún momento deberían haber estado enganchados a una nave y que ahora tenían un aspecto bastante patético.

–Siéntate por favor –el artesano señaló una silla frente a la mesa, haciendo lo propio en su sillón–. Muy bien Cicak, díme por qué vienes.
–Vi ssu anuncio y decidí pressentarme –comentó pronunciando cuidadosamente para que le entendiera bien–. Aunque ssoy mercenario y ssoldado de fortuna, vengo para ofrecerme cómo piloto de caza.
–Muy bien, muy bien. ¿Dispones de caza propio?
–Ssí, por ssupuessto. Disspongo de un Belbullab 22 con ssuss cañoness originaless y lanzamissiless cazadoress.
–¡Oh! Veo que te has decidido por potenciar la intercepción –dijo, agradablemente sorprendido–. No me vienen mal los interceptores. ¿Hiperimpulsor?
–No, no tengo. Me desstruyeron el módulo unos piratass hapanoss –dijo, recordando amargamente el momento–. Essos basstardoss...
–Bueno, no te preocupes, el Emancipador dispone de hangares y tu caza no ocupará mucho en ellos –revisó en su datapad el inventario que había hecho hacía unos días–. Tengo igualmente piezas de sobra, a ver si podemos armarte un módulo de hiperimpulsor nuevo.
–¿Ssi podemos...? Ya da por ssentado que me esstá contratando –se sorprendió el lagarto–.
–Sí, sí. Bueno, no sé si te interesará, pero el sueldo para los escoltas lo he establecido en sesenta mil créditos anuales, más pluses de tres mil por derribo. Son catorce pagas,mensuales y dos extras. El mantenimiento, la comida, la sanidad y la juerga corren de mi cuenta.
Cicak no respondió. Tenía la boca y los ojos muy abiertos, por la sorpresa.
–También he considerado que no tenéis vacaciones al uso, ya que nos vamos a estar moviendo de un lado a otro. Evidentemente, os las pagaré con algún pequeño extra, pero eso ya viene todo en el contrato...
–¡Sesenta mil! –exclamó Cicak, reaccionando por fin–. ¡Ess mucho máss del doble de lo que me han pagado jamáss! ¡Y tenía que pagarme lass reparacioness yo missmo!
Ilvael levantó la cabeza de su pantalla y escrutó el rostro de su futuro empleado.
–Pues el mínimo que establece el convenio mercenario es de treinta y dos mil pagando la mitad de los gastos.
–¿Cómo?
–En serio, que seáis mercenarios y lo de la vida solitaria en las estrellas y todo eso no significa que no hayan convenios.
–No ssabía...
–A ellos no les interesaba que supieras. En fin, te imprimo una copia del contrato y te lo llevas a casa y ya decides con calma.
–¿Cuándo ssaldríamoss?
–Espero que antes de dos semanas. Al Emancipador tan sólo le falta terminar la mano de pintura, ajustes menores, montarle los nucleosoplantes y la comprobación antes del despegue.
–Tendré la nave a punto.
–¡Vaya, sí que te ha costado poco aceptar!
–Ssí, la verdad –admitió–. Pero ssigo ssin entender el porqué.
–¿De qué?
–Por qué da tan buenass condicioness –dijo, sin salir todavía del asombro en el que llevaba desde hacía un minuto–. Podría haber obviado temass, haber essperado a que yo hablara y desscubriera mi ignorancia resspecto a essto.
–Dime, Cicak. ¿Qué sientes ahora hacia tus antiguos patrones?
–¿Eh? –se lo pensó un momento antes de continuar–. Supongo que esstoy enfadado.
–Y los odias.
–Ssí, también.
–Bien, dos cosas –alzó un dedo de la mano y luego el otro–. No me gustaría que te enteraras a mitad camino de que te estafo y además sabré que echarás toda la carne en el asador. ¿Entendido?
–Crisstalino, ssire –dijo Cicak, sonriendo sin poder evitar mostrar los dientes–. Creo que me iré ya. Ya tiene firmado el contrato, por cierto.
Se levantó y le estrechó la mano a Ilvael.
–Haz que entre por favor Ka Ta-En. Gracias por venir. ¡Ah, por cierto! –se esperó hasta que el lagarto se giró, interrogante–. Soy Ilvael, no hace falta que me tutees. Ven mañana a las coordenadas que te he apuntado en tu copia a las nueve y media de la mañana. Y tráete el Bel, que le echaremos un vistazo.
Salió Cicak con una inconfundible sonrisa en el hocico. Indicó a la cereana que podía pasar y tras despedirse escuetamente, se fue a prepararse.

–Adelante, adelante –le señaló con la mano el asiento–. Por favor... Dame un momento.

Ka Ta-En se sentó con las cartas de recomendación en las manos, algo nerviosa. Cicak había demostrado ser muy poco hablador antes y había salido cómo si hubiera consumido especia pura. No es que hubiera articulado muchas más palabra, pero no había sonreído antes. Y después parecía un colegial.
–Bien, dime –Ilvael cruzó las manos encima de la mesa y aguardó –.
–Eh, bien. Estaba interesada en el puesto de piloto –dijo, entregándole las cartas–. Antiguos contratadores me las han redactado, pues quedaron contentos con mis servicios.
–Vale, deja que las lea.
–Sí, sí, por supuesto.
Pasaron dos minutos. Dos minutos que habrían sido tranquilos si no fuera porque en tres de esas cartas se paraba, releía y volvía a leer, pero esta vez con una sonrisa en la boca.
–Muy bien, muy bien. Sólo dicen cosas buenas de tí, pero dime –dijo, señalando la primera, que no había releído–; ¿el señor Caramure te despidió porque se enteró de tus anteriores trabajos, verdad?
–¿Perdón? –se estaba temiendo lo peor, casi convencida de que lo sabía–.
–Sí claro. Caramure y yo nos conocemos desde hace unos años y sé bien que no le gusta tener tratos con contrabandistas –señaló las otras tres cartas–. O antiguos contrabandistas.
Ka Ta-En miraba al artesano fijamente, arrepentida de haberse presentado. Podría haber buscado trabajo por el Barrio Azul, dónde encontraría fácilmente una nave con un cargamento ilegal que transportar, pero no, tenía que seguir por el camino legal, quería salir de aquella vida...
–En todo caso, ¿qué tal le va a Maiko? –dijo Ilvael, sonriendo–. ¿Y a Morris? Espero que a Kleite’ni le vaya todo estupendamente, ella y yo fuimos muy... amigos hace años.
La cereana no se enteraba de nada.
–¿Perdón?
–Muy bien, veamos. Primat transportes es la tapadera de Maiko Prenti, que fue un antiguo contratador mío –hizo un gesto para quitarle hierro al asunto, divertido ante la coincidencia–. Logística Canderu es la de Morris, Morris Quent, uno de los mayores mayoristas de lo ilegal de la galaxia y curiosamente, trabajé contra él, pero nos llevamos bien. Y por último, Envíos Jácoron es la empresa fantasma de Kleite’ni Nomarine, con la que pasé muy buenos ratos.
–Euh...
–Bien, tengo claro que Caramure en cuánto se enteró no quiso mantenerte en la plantilla. Está obsesionado con lo que dice la galaxia de los corellianos y quiere quitarse la mala fama como sea, aunque conmigo todavía se habla, claro. Pero dime, ¿y el resto?
–Eh... Ah, claro –aquello le acercó un poco más a lo que había ido–. Pues fueron todo finalizaciones de contrato. Por así decirlo.
–Vale, símplemente acabaste el trabajo –sonrió–. Aunque quedaron muy contentos. Los criminales no escriben cartas de recomendación, pero supongo que quedaron lo suficientemente impresionados cómo para hacerte el favor.. Y no son de los que sienten celos si un empleado quiere seguir la línea legal.
–Es cierto. Me dieron muchas facilidades –supo que no iba a delatarla y se relajó–. Aunque al señor Caramure no le hizo gracia enterarse.
–No, no. Es normal. Como te he dicho, su idea de negocios es limpia y no quiere relacionarla con delincuente o ex-delincuentes.
–¿Ha trabajado para él?
–No, nos conocemos a través de un amigo común –se sentó en el sillón y buscó entre los contratos–. Nos apreciamos, pero no trabajamos juntos.
–Oh.
–Ya lo he dicho; no trabaja con antiguos delincuentes –sonrió, franco–. Yo hace mucho tiempo que ya no me dedico a ello, claro está, pero sigo conociendo a las viejas glorias del mundillo.
–¿En ese caso?
–En ese caso, puedes respirar tranquila –amplió más la sonrisa–; no te voy a denunciar. Por otra parte, estoy impresionado. O sea, Caramure es un trozo de pan, pero los otros tres... Puedes ser una empleada legal, dedicada sólo a trabajos legales. Pero me he dedicado durante mucho tiempo a la profesión y tengo buen ojo. Has llevado portes más allá de la ley y éstos tres te han recomendado nada más y nada menos que por escrito. Están muy contentos.
–Así me lo comunicaron a mí –se tranquilizó, visiblemente–. Trabajé llevando encargos para los tres, pues parece que estén asociados últimamente. Y los tres quedaron muy satisfechos con mi trabajo.
–En ese caso, quiero que te incorpores, por supuesto –repitió el proceso del contrato, entregándoselo–. Serán setenta mil créditos anuales, más un uno por ciento del beneficio obtenido. Catorce pagas, cómo se acostumbra ahora y la posibilidad de renegociar a un 2 por ciento por buen rendimiento en seis meses.
–Veo que los gastos médicos y demás consideraciones están incluídas –dijo ella, con ojo crítico–. ¿Qué es lo de las juergas?
–Que las pago yo.
–¿De veras?
–Evidentemente, las organizo a mí manera.
Ka Ta-En revisó punto por punto el contrato. Considerando las habituales ofertas imperiales, que eran casi todas, las condiciones estaban muy bien. El Imperio pagaba realmente mal a los no humanos. Y las aseguradoras no solían cubrirlos.
–También evidentemente, si no quieres responder todavía, maña...
–Sí, creo que sí que quiero –quería ver la nave lo antes posible, para amoldarse a ella–. Lo puedo firmar ya. Y puedo comenzar cuando quiera.
–¡Espléndido, espléndido! En ese caso mañana puedes venir a las coordenadas de aquí a las nueve y media. Si no tienes transporte, saldremos de aquí a las nueve en aquella dirección y hay sitio de sobra.
–Yo, eh. Sí, acudiré directamente. Antes he de terminar dos gestiones.
–Sin problema, mañana nos veremos, Ka Ta-En –dijo Ilvael, frunciendo el ceño por lo atropellado de las sílabas–. Y me puedes tutear. No es un navío de guerra, sino un simple transporte dónde espero seamos una pequeña familia.
–En ese caso, Ilvael, me puedes llamar Kat. Es más corto y fácil de decir para los no acostumbrados.
–Muy bien, Kat, hasta mañana. Buenas noches.

Después de la despedida y de que la nueva piloto del Emancipador cerrara la puerta detrás suyo, Ilvael salió del despacho. Estaba muy satisfecho. Ya tenía a los indispensables para echarse a volar y un par de encargos interesantes y muy lucrativos. Si todo seguía así, podría partir incluso antes del plazo previsto.




¡Hola muchachada! Siento el soberano retraso, pero he estado malito. Esta es la primera mitad de la introducción de Cicak y Ka Ta-En, personajes de darkchakal y Corto respectivamente. He tenido que mezclarlos porque a pesar del relativo "poco éxito" de la llamada del Emancipador, siguen siendo muchos personajes, que merecen su presentación, aunque en la siguiente entrega estos dos tendran algo más de protagonismo, para compensar.
Y ahora me voy a la camita, que tengo unas ganas de catre que no son normales. Buenas noches.


Por otra parte, recordad que el Emancipador aún busca tripulación, así que si queréis animaros sólo tenéis que
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domingo, 28 de octubre de 2012

Adivinad quién ha metido la pata.

Sí, lo estáis pensando bien. Un servidor ha metido la gamba hasta el muslo (aunque no hasta la huevera, que me he dado cuenta a "tiempo") y ahora toca darse caña. Llevo días sin publicar nada realmente nuevo porque estaba ya en la entrada 199 del blog. La 200 trae una pequeña sorpresa e inmediatamente comenzaría una nueva "era" para la Senda del Aventurero.

Pero me he dado cuenta de que los borradores de post que no llegarn a publicarse también cuentan para blogspot en el cómputo de entradas. Resúmen: Llevo 194 entradas, lo que quiere decir que debería haber seguido publicando con cierta normalidad opiniones, relatos y cosas así. Pero cómo he visto que tenía tiempo hasta que me entregaran el texto que necesito para la 200, me dediqué a otros quehaceres. Que no está mal, porque he adelantado en otras direcciones, la verdad y mucho, pero siento haberos descuidado, la verdad. No haré una de esas promesas que no voy a poder cumplir, pero ando hasta el cuello de faena por hacer y no es plan de hacer más el gilipollas. Así que de nuevo lo siento, no va a haber ronda de entradas diarias, o similar. Símplemente me ceñiré al horario hasta la 200. En esta daré una pequeña sorpresa (daremos, técnicamente) y habrá un ligero cambio de horarios ("Libertad" se mantiene, calma) pues las tres semanas dedicándome a publicar con regularidad me han sentado muy bien y es hora de dar el siguiente paso y seleccionar el martes para publicar otra cosa que ya lleva tiempo quemándome en el disco duro y en la conciencia.


El Jueves (creo que era el Jueves) entrada doble de "Libertad", para compensar. Entran dos personajes nuevos y yo cada vez me doy cuenta de lo grande que se está haciendo la plantilla de personajes. Me encanta.

Gracias por vuestra siempre querida atención y siento no haber publicado. Todo culpa de Blogspot, he dicho.

jueves, 18 de octubre de 2012

Libertad 5. Dulce emancipación.

Las explicaciones están al final del post, después de la lectura.



Salieron a la tranquila tarde de Coronet. Ya no estaban los matones de antes e Ilvael además estaba satisfecho. Había conseguido por bastante poco una adquisición de primera línea; tenía que remojarlo.

–Te das cuenta de que si le llevas la contraria te puede desintegrar los huevos, ¿verdad? –Jeriaebrek, como siempre, pensativo–. Ya la has visto en acción y te ha dicho por qué la expulsaron.
–Calla aguafiestas –terció el twi’lek, sin perder el buen humor–. Vamos a visitar el garito de Rukk’ak’atesh, que hay un tipo con el que quiero hablar.
–Me llevas por unos sitios tan bonitos –chanceó Jeriaebrek, incapaz de reprimirse–. Creo que voy a ponerme romanticón.
Caminaron por las abarrotadas calles que vomitaban vapor y humedades por todas partes, haciendo del paso una proeza asfixiante. Tras muchos recodos, intentos de atraco y un particularmente embarazoso malentendido, llegaron a una puerta diminuta guardada por un ser enorme. La mole de músculos, cubierta pelo rojizo estaba erguida y no parecía hacerle mucha gracia estar allí. Su cara, ancha y poderosa, coronada por dos grandes cuernos, se encontraba en perpetuo asqueo.
–Buenas Erecnar –dijo Ilvael, dirigiéndose hacia el gigante, que se puso a cuatro patas para escucharlo mejor–. ¿Cómo va el turno?
–Espantoso señor I, espantoso –comentó el cuadrúpedo, con faz de estar llevando realmente un mal día–. Le digo al jefe que le prepare su sitio de siempre en un momento.
–No, no tranquilo. Si yo lo quiero hablar contigo –lo paró, antes de llamar por el comunicador–. De negocios.
–¿Negocios? –dijo, con ese acento que se le pone a gente cuando le hablan de dinero–. ¿Qué negocios?
–Verás muchacho, necesito a alguien de tu talla –Ilvael se le acercó para pasarle una pequeña nota–. Cobrarías esto.
El chandersi cogió el papel y lo miró. Puso caras.
–De verdad, ¿tienes que ser tan peliculero? –le dijo Jeriaebrek–. ¿No podrías haberle dicho sus posibles honorarios de viva voz?
–¿Y que se me eche encima medio Barrio Azul? –respondió hosco el artesano–. Ni de coña.
–Pero, que yo recuerde, usted no tenía nada más que un taller en la zona más... –paró un momento, dudando de cómo seguir la frase–. tranquila de la ciudad.
–Sí, lo sé, pero no es...
–Y mi problema con esto es que se ha hecho demasiado aburrido –se lamentó, mirando a los transeúntes–. Nadie intenta propasarse desde que me conocen.
–Por eso, si me dejas terminar, no te propongo un trabajo de port...
–No me voy a poner a aprender a...
–¡No, no es para que trabajes conmigo en el taller! –Ilvael tenía prisa y no tenía ganas de quedarse mucho rato por allí parado–. ¡Te ofrezco un buen sueldo a cambio de servir cómo oficial de seguridad en una nave!
A su alrededor cientos de rostros se giraron. Erecnar había golpeado a muchos de ellos, incluso usando a otros, así que la posibilidad de que desapareciera de una de las zonas más peligrosas del Barrio Azul (que ya es decir) era una esperanza para muchos. Y la ruina para su jefe. El cuál se asomaba ahora para indagar lo de aquellos gritos y había escuchado parte, así que estaba extremadamente pálido, lo cual es muchísimo para un wooostoide.
–¿Me dejas? –dijo, más aterrorizado que afligido–. ¡Me harán pedazos el local!
Se le quedaron mirando todos. Ilvael, Jeriaebrek, Erecnar y la multitud expectante y esperanzada que observaba el drama. Supusieron que no sería sólo el local, a juzgar por las sonrisas que los rodeaban.

–¡Te pagaré el doble! –gritó su jefe, consciente ya de que daba lo mismo. Si Erecnar se iba, sería wooostoide muerto–.

–Ya me va a pagar el doble.
–¡Entonces el triple!
–¿Considera que valgo el triple? –dijo Erecnar, enarcando una ceja–. ¿De veras, señor Eastaal?
–¡Por supuesto que sí!
–En ese caso, ¿porqué no me ha pagado siempre el triple de lo que me paga ahora?
Eastaal sintió que un pozo se abría bajo sus pies. Un pozo profundo, oscuro y lleno de cosas serpenteantes. El tono de Erecnar no sugería su habitual ingenuidad, sino el tono de alguien que llevaba esperando un tiempo un pretexto y ahora no sólo lo tenía, sino que iba a disfrutar de ello.
–Porque podría haberme pagado el triple desde el principio –dijo, con una voz calmada, pero más dura que el acero–. Así ahora Ilvael no tendría tanta oportunidad.
–Eh... yo, yo no sabía... –el dueño de la cantina se estaba desmoronando y parecía punto de orinarse encima–. O sea, te dí un trabajo.
–Un trabajo mal pagado y sin contrato –añadió el chandersi, sin apartar la vista de su posible nuevo contratante–. Sin extras ni seguro médico. Lo cogí tan sólo porque en Coronet es muy complicado encontrar trabajo si no tienes aspecto humano.
–Conmigo tendrás todo eso y más –dijo el artesano, mientras su amigo asistía divertido a la escena–. Plus por peligrosidad, a encargo hecho y por productividad y además, las juergas corren de mi cuenta. Y tenemos un médico, aunque si hace falta podemos pagarte uno más especializado.
–La verdad es que tu oferta me interesa mucho más –había pasado a tutear sin que nadie se diera cuenta. Era muy hábil haciendo eso–. ¿Qué tipo de peligrosidad?
–La que provoca que vayamos fuertemente armados.
–Me gusta.
–¿Y yo qué haré? –continuó con sus lamentos Eastaal, al ver que nadie le hacía ya caso–. No puedo continuar con mi negocio si nadie lo defiende. ¡He insultado a demasiada gente confiando en que éste me defendería!
“Éste” se volvió hacia él, lentamente, con cara de muy pocos amigos. Acercó su rostro poco a poco hacia el del wooostoide, que reculó aterrorizado al ver a la mole acercarse y se aterrorizó aún más al darse cuenta de que había cerrado tras de sí y que se abría hacia fuera. Ya no tenía sitio dónde retroceder y tras un par de espantosos segundos, Erecnar sonrió. Era una sonrisa ancha, que mostraba todos los dientes, así que la estampa era aún peor. La sostuvo un par de segundos antes de volver a girarse.
–Acepto la propuesta –comentó, ignorando decididamente los suaves sollozos de su ex-jefe–; ¿cuándo empiezo?
–Pues necesito que aprendas a usar algunos de los sistemas –dijo Ilvael–, así que me vendría bien lo antes posible.
–Bien, mañana nos veremos en su taller. Aún tengo que terminar mi turno aquí –se giró a medias–. ¿Porque me lo va a pagar, verdad?
El wooostoide musitó una respuesta afirmativa. No estaba muy seguro de llegar a la semana siguiente, así que le daba todo un poco igual.
–Hnnn... Casi mejor, ven mañana a éste lugar. –le pasó un datapad–. ¿Podrás llegar?
–Sin problemas.
–Muy bien, tengo algunos asuntos extra que resolver, mañana hablaremos.
–Por supuesto, mañana nos vemos.
Quedaron solos el chandersi y el wooostoide. Erecnar estaba contento de poder viajar a otros lugares y sobre todo, muy contento de quitarse de encima a aquél soberano pelma.






Hoy no llevo retraso, lo cuál me alegra enormementi. Aquí podéis ver la presentación de Erecnar Roster. (pincha en el enlace para ver el boceto). Se trata del personaje creado por zeentury un chandersi, especie de su creación también.

Por otra parte, recordad que el Emancipador aún busca tripulación, así que si queréis animaros sólo tenéis que Clickar aquí y postear vuestra idea.

martes, 16 de octubre de 2012

El crucero Emancipador sigue necesitando tripulantes.

Aunque había considerado que ya quedaba cerrado del todo, también había tenido en cuenta que soy más que capaz de sacarme yo solito los personajes que quedan. Pero estoy bastante agobiado (perro) tengo mucho por hacer (rascarme los reales pendientes), así que hasta que despegue, mientras sigo escribiendo las entradas de presentación aún podréis introducir personajes hasta que el cupo esté lleno. Si ya tenéis a uno y queréis meter a otro, perfecto, ya no hay ningún tipo de restricción. Recordad que vale casi cualquier cosa, excepto sensibles a la Fuerza.

Campaña de reclutamiento del Emancipador. Ahí lo explico todo con más detalle. No hagáis caso de las fechas, que hay nuevas.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Libertad 4. Dulce emancipación.

Las explicaciones están al final del post, después de la lectura.




Avanzaron sigilosamente hasta un recodo, de donde salían voces airadas y un hombre lloriqueaba con las manos en la entrepierna. Se asomaron con cautela a la esquina y se sorprendieron mucho de lo que vieron al otro lado; una mujer de grandes ojos verdes y rubia cabellera, que estaba plantada en toda su pequeña grandeza ante cuatro amenazadores hombres. Más bien tres amenazadores hombres y un pobre desgraciado que acababa de comprobar por qué no hay que acercarse a una delgada mujer que sujeta un soplete de fusión con el ánimo de usarlo.
–¡Maldita bruja! –escupió uno de ellos, sin apartar la vista del chisporroteante aparato–. ¡Veníamos a que nos devolvieras el dinero, pero ahora pasaremos un buen rato a tu costa!
–No os voy a devolver nada, bastardos –dijo ella, sin arrugarse–. ¡No me pagasteis por el calibrador de fuerza!
Hubo un momento de duda. El que parecía el líder de ellos miró a los otros sin llegar a creérselo.
–¿De qué coño hablas? –dijo, todavía sorprendido–. ¡Te pagamos para que nos reforzaras los conductos de escape de nuestras swoop y ayer explotó una de ellas!
–¿Ah sí? –dejó la de mantener guardia, mientras trataba de recordar, hasta que se le iluminó la cara, aliviada–. ¡Claro! ¡Vosotros me pagasteis bien lo acordado! ¿Quién coño me debe dinero?
Los matones no daban crédito a lo que sucedía. Los gritos del caído habían cesado y tan sólo lloraba desconsolado ya. Por su parte, Jeriaebrek habia comenzado a escalar la pared con gran habilidad a pesar de su edad. Ilvael y él habían ideado una pequeña treta para sorprenderlos a todos.
–¡Me da igual quién no te pague! –estalló por fin el matón alfa, fuera de sí completamente–. ¡Nos vas a pagar lo que le has hecho a Yon! ¡Ayudadme a sujetarla!
Avanzaron los tres, dos por los flancos y el líder por el medio. Por su parte, la joven agitó de nuevo el soplete, pero el matón le agarró la mano, mientras el otro la hacía tropezar. Sin embargo, ella soltó la herramienta en la cara del de su izquierda, que gritó de dolor y se apartó con violencia. Aprovechó ella para agarrar un trozo de palo y golpear al líder, que la había cogido de las piernas y luchaba por abrírselas. Después de dos golpes en la cabeza, aflojó un poco la presa, lo suficiente como para darle una patada en el hombro. Sin embargo, el que sujetaba su derecha le arrancó el arma de las manos y apresó su otra mano. El líder terminó de colocarse dolorido.
–Ahora verás, puta de los cojones.

–¿Disculpen? ¿Disculpen señores? –Ilvael había aparecido con mucha calma al ver que las cosas se ponían tan feas–. ¿Qué está pasando aquí?

Ambos le miraron, sin soltar a su presa. Vieron que llevaba un tubo largo y de siniestro aspecto. Lo empuñaba cómo si se tratara de un arma.
–No la sueltes –dijo, a su subordinado, que apretó con más fuerza–. Mira anciano, más te vale que vuelvas por dónde has venido, o mi banda se encargará de hacerte sufrir. Yo te haré sufrir.
–No, no lo creo –comentó, antes de alzar y apuntar–. Dejadla.
–Viejo, eso es un tubo. No nos engañas.
Ilvael se sintió abatido. Miró disgustado el trozo de plástico negro y lo tiró a un lado con cara de fastidio.
–Cielos, pensé que no había tanta luz –dijo, llevándose las dos manos a los bolsillos de la cazadora–. En todo caso, no estoy desarmado.
–¿Y qué vas a sacar, un trozo de desagüe? –chanceó el motero, mientras se ponía un puño corelliano en los nudillos–. Estás jodido, viejo.
–¿De veras crees, mocoso impertinente que voy a venir desarmado al barrio Azul?
Algo hizo un leve ruido detrás. Jeriaebrek había saltado con suavidad hasta la joven y el otro matón que quedaba entero. Con la misma suavidad había cogido al matón de las solapas y lo había lanzado contra el que se retorcía en el suelo agarrándose la cara.
–Otra cosa, es con qué esté armado –dijo Ilvael, mientras se acercaba al matón, que había retrocedido en dirección a la pared–. Porque con él, no suelo necesitar muchas armas. Ninguna, de hecho. Y ahora, ¿te parece que te atice un rato?

El motero le lanzó un directo a la cabeza, que Ilvael desvió con facilidad. Agarró el brazo y lo retorció, hasta que el matón besó el suelo. Antes de que se repusiera, con un único golpe, le partió el codo. Ni siquiera gritó, porque no podía articular palabra de lo sorprendido que estaba. Y antes de que pudiera siquiera empezar a llorar por su codo reventado, una mano le levantó la cara un un puñetazo rapidísimo lo noqueó.

–Ya está bien, Ilvael –dijo, mientras ofrecía una mano a la joven y la ayudaba a levantarse–. No creo que intente nada más.
–Es imposible divertirse un poco cuándo voy contigo –estaba arrodillado junto al inconsciente, quitándole el puño corelliano–. Vaya, es una buena pieza. Y no la ha llenado de oro ni calaveras ni mariconadas similares. Me la quedo.
Se quedaron en silencio un momento mientras ella se arreglaba la ropa, que se le había descolocado. Sin decir una palabra, agarró su soplete de fusión y pateó la entrepierna del que había derribado Jeriaebrek. Después, con una curiosa sonrisa en su cara, se giró hasta llegar a los dos hombres, que la miraron con un poco de desconfianza. Habían escuchado la conversación y aunque ellos no deberían haber actuado así, no se les pasaba por alto que le había frito los huevos a uno de ellos por un despiste.
–Supongo que tendré que darles las gracias –dijo, con una voz suave y un poco extraña –. Jejejejejejeje. ¿Quieren pasar?

El lugar era amplio, mal ventilado y muy bien iluminado por docenas de luces. Tenía una gran puerta de garaje, varias motos swoops aparcadas y entre los montones de casquería mecánica, se avistaba la proa de un Z-95. En un rincón, alejada de las mesas de trabajo y las herramientas, había una cocina, con fogones limpios y varios trastos para hacer comida suficiente como para subsistir.

–¿Té o café? –dijo ella, mientras sacaba lo adecuado–. Me temo que no tengo muchas variedades.
–Con un café estará bien, gracias –dijeron ambos a la vez. Eran de gustos fijos.
Puso a calentar agua, mientras rebuscaba a la caza de las bolsitas adecuadas.
–¿Dónde se habrán puesto las muy puñeteras? –dijo, distraída–. Vamos, salid, que nadie os va a echar agua hirviendo por encima. ¡Jajajajajaja! Ilusas...
Ambos se la quedaron mirando con una mezcla de sorpresa y terror a lo desconocido. Mientras, ella encontró lo que buscaba y rió de nuevo cómo una maníaca, antes de dedicarles atención de nuevo.
–Me llamo Zetha –dijo de pronto, cómo si se acordara de pronto de las convenciones sociales–, pero de momento, Señorita Greusse.
–Él es Jeriaebrek, a secas –dijo Ilvael, con cierta guasa–. Por mi parte, Ilvael, pero de momento, Don Ilvael.
–¿Don? ¿Qué eres dos colas, un mafioso?
–¿Eh? –Ilvael no sabía por dónde tirar. Aquella conversación lo había cogido desprevenido–. ¿Qué?
–Mi tonto amigo, lo que viene a decir es que se llama Ilvael –concilió Jeriaebrek, que había tenido bastante de aquello–. Decía antes de entrar que se dedica a arreglar lo que encuentra y que esos hombres venían a hacer una reclamación.
–¿Hombres, reclamación? –Zetha paso sus enormes iris esmeralda de uno a otro, confundida, hasta que comprendió–. ¡Ah! Sí, claro. Esos hombres estaban acusándome de algo que no ha pasado. A ellos. Creo.
–Ya veo... –Ilvael no dejó que los disimulados codazos de su amigo le impidieran preguntar–. ¿Y siempre es así de, digamos, despistada? ¿O no está loca desde que era una zagala?

La última frase del artesano se quedó en el aire. Parecía que el ambiente se podía cortar con un cuchillo sin filo. Fácilmente. Ella se le quedó mirando con toda la calma del mundo, como si no fuera con ella el comentario y estuviera esperando a que dijeran algo. Al antiguo jedi le dio un mal pálpito y empujó sigilosamente usando la fuerza el soplete de encima de la mesa. Con cuidado, lo bajó hasta el suelo y lo metió debajo del mueble, por si las moscas.

–¡Qué va, hombre! –gritó, de pronto, provocando que ambos hombres saltaran en la silla, con el corazón en la tráquea–. ¡Mi estado es completamente normal, si consideramos..!
Se calló de pronto, al oír la tetera silbando como loca. Fue para allá mientras los dos amigos se reponían y recuperaban la compostura perdida.
–¿Consideramos? –Se aventuró a decir Ilvael, con cara de circunstancias–.
–¿Eh? Ah –parecía despistada, con la tetera en las manos y vertiendo el agua en las tazas frente a ellos–. ¿Azúcar?
–Sí, por favor –dijo Jeriaebrek, cogiendo su taza al ver que Zetha se daba la vuelta. La olió y se giró a Ilvael–. Es poleo.
Ilvael inclinó la cabeza para mirar, pero se enderezó antes de que se girara.
–¿En qué estaba? –dijo Zetha, mientras volvía con el salero, lo dejaba y agarraba el azucarero–. ¡Ah, sí! Los vapores.
–¿Eh?
–Solía ser ingeniero en un buque de guerra –dijo, para sorpresa de sus dos invitados–. En un crucero ligero, el Céfiro.
–Qué nombre tan raro para un crucero imperial.
–Lo sé. Pero era rápido y muy maniobrable, a pesar del tamaño. Un Bayoneta precioso, de imponente línea y contundente armamento.
–¿Y cómo es que estás aquí? –Jeriaebrek estaba realmente interesado. Y además, le gustaba el poleo–. ¿Expulsada?
–¿Aquí? –preguntó extrañada Zetha–. ¿Dónde he ido?
Se hizo un silencio incómodo.
–¡Aaah! –hizo ella, al darse cuenta–. Bueno, tiene algo que ver que le partiera una llave en la cabeza a un oficial...
–Ya.
–Y que luego aplicara el soplete en su...
–Vale –los dos se retorcieron en sus asientos–.
–Fueron muy desagradables conmigo, así que tuve que hacerlo –suspiró, aparentando cordura por un momento–. Me licenciaron con deshonor, aunque siendo mujer me podría haber pasado algo peor, pero claro, cómo mi familia tiene algo de peso...
Ilvael y Jeriaebrek cayeron a la vez en la cuenta. Greusse era una importante familia coruscantí, de mayoría humana y que había estado siempre muy ligada a la Armada Republicana. No se habían dado cuenta, pero aquella muchacha bien podría ser un as en su campo.
–Tengo un trato para usted, señorita Greusse –dijo Ilvael, sonriendo–.



Con un día de retraso os traigo la nueva entrega, presentando a Zetha Greusse, personaje creado por Platov para el Emancipador. Muchas gracias por tu colaboración, espero que te guste la presentación.

Por otra parte, me estoy dando cuenta de que igual son un poco largas, pero mantendré el formato, para dejaros a todos igual.


Por cierto, como podréis ver arriba, ha cambiado la cabecera. La imagen está sacada del juego Mount&Blade: Warband con el mod Brytenwalda, que sustituye el mapa de juego original por la Gran Bretaña del siglo V. Muy recomendable.

En pequeñajo para subcultura y a tamaño natural para Blogspot.

jueves, 4 de octubre de 2012

Todos con la Marca del Este

Leo esta mañana en el blog de Pifia d100 la putada que les ha ocurrido a los creadores de la Marca del Este. No tengo mucho tiempo, así que os dejo con la noticia directa en su blog.

Después intentaré editar para comentar algo, pero no prometo nada.

martes, 2 de octubre de 2012

Libertad 3. Dulce emancipación.

Las explicaciones están al final del post, después de la lectura.


-¡Disculpad! -Se acercó, aminorando la velocidad porque las caras que pusieron eran inequívocas.
-No, no queremos otro maldito ungüento milagroso. -Nomaie había sido asaltada por varios vendedores y uno ya se había llevado un regalito a casa.
-No se trata de un ungüento ni nada similar, pero soy médico y sé que le pasa a vuestro amigo.
La joven y el ex-jedi se miraron un momento y a la vez se volvieron hacia Ilvael.
-¿Quieres que te atienda? -Dijeron a la vez.
-¡Lo que sea, pero que lo haga ya!
Sin decir una palabra más, se acercó hasta su espalda, le agarró con firmeza de la cadera y metió el cuello bajo la axila. Justo cuándo Ilvael pensaba que era un farsante, estiró poco a poco, con fuerza y decisión, hasta que se pudo escuchar el perceptible crujido de su columna. El twi'lek dio un grito corto y uno un poco más prolongado, pero más suave cuando el joven médico mantuvo el estiramiento mientras tocaba en la zona que estaba afectada. Cuándo notó lo que buscaba, dejó de hacer fuerza y se retiró poco a poco, con una mano en el hombro de su paciente, por si tenía que sostenerlo.
-En principio ya no debería doler tanto. -Dijo, mientras lo soltaba y le miraba a los ojos directamente. -O sea, te va a seguir doliendo, pero no será tanto y en un par de sesiones debería pasarse.
-Pues... -Se masajeó la espalda. Y sonrió. -Pues es cierto. No duele, bueno, no como antes. ¡Y yo pensando que sería una tontería! ¿Cuánto te debo?
-No, nada por favor, hice un juramento y trato de ceñirme a él. Aunque a veces no pueda. -Dijo entre dientes, desviando ligeramente la mirada.
-¿Cómo?
-Nada, nada.
-Bueno, al menos permite que te invite a una buena comida. Pareces famélico y cualquiera diría que algo asustado.
-Yo... eh bueno, la verdad es que me han... me han robado.
-¿Robado? ¿Y secuestrado no? Porque tienes pinta de llevar un par de días sin comer.
-Yo eh... No... -Era incapaz de inventarse nada. Estaba desarmado.
-Papá, no tiene porqué contar nada. -Se giró hacia él y exhibió una mirada extraña. -Todavía. Claro.

Habían dejado que Nomaie se llevara a casa a su mascota con el deslizador, mientras ellos entraban en una cantina cercana. Se trataba de un oscuro antro, a recomendación de Jeriaebrek, que decía que además de estar tranquilos y de tener buena comida, habría un poco de espectáculo. No iban a quedar defraudados.

El “espectáculo” en aquella tasca que olía a especias de mil mundos era un pequeño recinto envuelto en malla metálica, dónde dos personas combatían a golpes. Tenía mucho aspecto de no ser del todo legal, pero entretenía a los clientes y las apuestas corrían que daba gusto.
-Y... ¿Esto es un buen sitio para comer? -El médico no se lo creía. -Porque me da la sensación de que nos fueran a acuchillar.
-Tranquilo, no hay problema. Si se dedicaran a dejar que los clientes fueran acuchillados, no tendrían clientela.
-Y bueno, aquí nadie escuchará lo que no quieres que se oiga. Allá afuera parecías nerviosillo. -Ilvael adelantó la mano para coger su bebida y dio un sorbo. Tosió ligeramente cuándo el picante le abrasó la garganta.
-No, yo no...
Sus interlocutores le miraban de una forma inequívoca. Estaban deseando conocer alguna escabrosa historia. Y no los defraudó.
-Mi nombre es Kenghiro y soy médico. Bueno, o lo era hasta cierto día. Se estaba tirando un farol que no sabía cómo demonios le salía. -Uno de mis pacientes enfermó de forma inexplicable y murió. Me acusaron de mala praxis, pero sé que no cometí ningún error. El problema es que la familia del paciente es bastante poderosa y he tenido que huir.
-Bueno, reconozco que sería peor. ¿Hay recompensa por tu cabeza?
Dio un respingo en el asiento y sudó frío inmediatamente. Pero se relajó en seguida.
-Tranquilo Kenghiro, tranquilo. -Sonreía conciliador. -Me llamo Ilvael y éste es mi buen amigo Jeriaebrek.
-Encantado Kenghiro. -Lo tenía calado. De él no se pueden esconder los pensamientos. Al menos no sin esfuerzo. -Ten cuidado porque me temo que el señor achaques te va a hacer una proposición indecente.
-¿Eh? ¿Qué?
-Joder Jeria, eres un aguafiestas. -Inmediatamente puso cara de negocios, que venía a ser con los lekku cruzando su pecho y sonrisa neutra. -Verás, estoy reuniendo tripulación para una nave. Grande. Se trata de un transporte y no tengo oficial médico. Realmente, todavía no tengo ni tripulación. Si quieres ese puesto, es tuyo con sueldo habitual y extras por rendimiento mensual.
-Eh... ¿Una nave? ¿Oficial médico en una nave? -Era la oportunidad para salir de allí, pero seguía siendo un profesional. -No sé si estaría a la altura.
-Mira, un tío que desinteresadamente me arregla la espalda y que tiene esa cara de bonachón, no puede ser malo.
-¿Seguro? Quiero decir. ¿Incluso con lo que he contado?
-Mira, si me hubieran encerrado por cada vez que alguien me acusara de algo... -Contó mentalmente y se dio cuenta de que así había sido, casi siempre. -Bueno, a lo que iba. Te ofrezco un sueldo, de por ejemplo, un dos por ciento de los beneficios.
-¿El sueldo no es fijo? -Lo único que acertó a decir.
-Hombre chaval, el pago de momento es orientativo, ya que todavía no sabemos qué tipo de contrata se podría conseguir y prefiero tenerlo todo sobre seguro.
-Ah.
Se les quedó mirando a los dos, tratando de decidir sobre aquello. Coronet no lo había tratado precisamente bien y desde luego, una semana más en aquél estado y poco iba a quedar que los imperiales pudieran aceptar.
Antes de que pudiera responder, se pudo escuchar un silbato y el ligero murmullo que llenaba el local se convirtió en un clamor a media voz y silbidos de pesadumbre. Uno de los boxeadores había sido derribado y ahora le jaleaban para que se levantara de nuevo. Se incorporó y acabó por desplomarse definitivamente. Su contrincante, un gigantón de aspecto feroz y algunos tatuajes, levantó los musculosos brazos empapados en sudor antes de salir de la jaula para cobrar su parte.
– Vaya, que me aspen. – Ilvael se había quedado mirando al vencedor, que ahora se acercaba a una mesa para devorar el plato que le habían servido.
– ¿Qué ocurre? – Jeriaebrek siguió la mirada del artesano. – ¿Conocido?
– Sí, pero prefiero no hablar ahora con él –dijo, dedicándole más tiempo a su comida, que tenía aspecto poco apetitoso, pero que sin embargo era muy sabrosa–. Trabajó con Vílem hace tiempo, pero por lo que sé, estuvieron a punto de matarse.
–¿Ah sí? –Jeriaebrek se sorprendió sinceramente–. ¿Cuándo fue eso? No sabía nada de que había tenido bronca con un compañero.
–Fue durante lo de Falleen.
–Bien, ya sé porqué no he sabido de ello –comentó el maestro–. No le gusta hablar de aquello.
–Ya.
Kenghiro había escuchado atentamente todo aquello sin enterarse de nada, dedicando el resto de su capacidad a la comida, que devoraba cómo si se hubiera pasado los últimos días peleando con las ratas corellianas por la comida. Y las ratas corellianas te miran cara a cara cuando comen. Hablaron poco más, de antiguos recuerdos, antiguos amores y antiguas heridas. Por su parte, el rebelde contó un par de anécdotas de su niñez, que parecía tan lejana y habló con Ilvael acerca de los detalles del trabajo. Al terminar con la comida salieron a la calurosa tarde de Coronet y el Twi’lek le dió su dirección y una nota con instrucciones para Nomaie. Kenghiro se alegró de saber que tendría un techo sobre su cabeza hasta partir y se lo agradeció tanto que el artesano enrojeció todavía más.

–Has sido bueno con un buen hombre –comentó Jeriaebrek, mientras caminaban entre las ondas del calor expulsado por los cientos de climatizadores de la zona–. De verdad.

–¿Sí? Vaya, bueno, está bien saber que tengo buen ojo para la gente, francamente –respondió, encantado–. Y me gusta que vayas sondeando a la gente a ver si mienten o no. Me ahorra disgustos después.
–Uhm, no sé cómo tomarme eso último –apartó de una patada una caja con asco, pues dentro se pudría un “algo” que prefería no identificar–.En todo caso, espero que no fuera un intento de cuestionar la moralidad de lo que hago.
–No, no. La Fuerza me libre.
–Muy gracioso, delincuen...
No pudo seguir. De un callejón cercano acababa de llegarles un grito bastante espantoso, de hombre que acaba de perder su hombría de una forma horripilante y muy dolorosa. Aquello en el Barrio Azul de la ciudad no era tan raro, pero los dos amigos no se echaban atrás si podía haber una buena pelea y alguien en peligro.





¡Muy buenas! Siete días ya desde que publiqué la última, así que ya toca. Siento que algunos guiones no estén correctamente puestos. Me he dedicado a escribir mucho esta semana (no todo de aquí, por desgracia, pero tienen algo que ver), pero no a corregir fallos así. En todo caso, no creo que sean un problema, espera. Si detectáis fallos, por favor hacédmelo saber. Por otra parte, estoy intentando extender esto un poco. Si me hacéis el favor de compartirlo, lo agradeceré, que cuántos más lectores, más críticas y cuántas más críticas, más mejoro. Un saludo a todos y gracias por leer.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Hoy toca política.

Sé que mi anterior entrada no ha desaparecido de la portada de subcultura, pero hacen ya casi veinte horas, así que espero que no haya problemo.

Generalmente no doy mi opinión sobre política. De hecho, no voy a darla. A quién vote o deje de votar no es en absoluto tema para un blog literario o cómo prefiráis llamarlo. Pero sí que voy a opinar de la forma que se tratan las opiniones políticas en este país.

Es curioso, porque hace poco recibí la respuesta de un menguado, que debió entender lo que no era, porque me insultó a mí y a parte de mi familia de muy malos modos hace unos meses, cuándo defendí la libertad de un amigo de expresar su opinión y castigué su forma soez de expresar la suya. La cosa no fue a mayores, simplemente argumenté una respuesta y meses después me ha respondido, igual de reaccionario que al principio. Después de reportarlo a Feisbuk (interesante, porque se la suda que lo reporte, símplemente me aconseja darle al botoncito de no mantener comunicación y ya (la otra opción que me da (acoso) es la de llamar a las autoridades y me parece excesivo)), estuve pensando algunas de las cosas que vais a leer. Ahora, después de leer acerca de una opinión dada y la forma de tratarla, me he decidido.

Últimamente estoy viendo una tendencia a reaccionar violentamente contra opiniones de distinto sentido al que nos gustaría que la gente siguiera. Si alguien no piensa cómo nosotros, lo insultamos, vejamos, perseguimos y amenazamos de mil maneras distintas. No es por supuesto el caso de todo el mundo, pero empieza a ser más general de lo que me gustaría y me hace recordar fechas pasadas, en las que la gente se tomaba estas cosas así. Y luego perseguía a antiguos amigos por haber levantado el brazo de una forma o de otra. Además, parece que no hay un punto medio, o se es de un lado, o se es del otro, sin poder quedar en tierra de nadie, como siempre he pretendido. Si comentas tímidamente que cada cuál tiene derecho a expresar lo que le de la real gana, te tachan de lo contrario a lo que el "vengador justiciero" considere que es. Si él es blanco, tú negro; si él es negro, tú blanco.
Comienza a asustar ver comportamientos tan extremistas en personas a las que en cualquier otro momento podrías considerar como adultos responsables y civilizados. Una vez ví una discusión sobre si una tortilla española debía o no llevar cebolla (yo me declaro anticebollero es este concreto caso) y los adultos que me doblaban la edad casi acaban a guantazo limpio. Qué no haran, me dije, por un ideal, si deciden que es el que ha de prevalecer sobre los otros, o más bien, sobre las tumbas de los otros.
España (hablo sobre mi país, pero estoy muy seguro que puede trasladarse a otros países de habla hispana, que al fin y al cabo, somos todos hermanos y primos) es un hervidero de violencia desde hace mucho, sin necesidad de meter la política de por medio. Entiendo que es sólo otra excusa para dedicarnos a lo que nos ha unido realmente a lo largo de los siglos (pegarnos entre nosotros y tan sólo ponernos de acuerdo para pegar al vecino), pero se supone que estamos en un siglo de luces, de libertad política, religiosa (de esto hablaré en otro momento), sexual e intelectual. Se supone (supongo) que somos gente moderna, avanzada y tolerante. Se supone, que somos capaces de manifestarnos, violenta o pacíficamente, por un bien común.
Sin embargo, no tenemos problema no ya en criticar o condenar otros puntos de vista, sino de desear que desaparezcan y ejercer esfuerzos en esa dirección. Recuerdo que hace un tiempo me uní a una manifestación con la que me sentía realmente identificado. Hasta que comenzaron con insultos y consignas políticas que me hicieron agachar las orejas (cosa curiosa en una manifestación que no tenía color), por si acababa linchado. También ví simbología que no iba en absoluto con el espíritu de la protesta, pero con la que no estaba de acuerdo.
No me molestaba especialmente la simbología, o las consignas. Lo que me molestó, fue la politización de la manifestación, que era una protesta pacífica en contra de algo que no me gustaba y que no tenía puto sentido politizar.

Por si alguien tiene alguna duda, nunca he sido demasiado democrático. Creo en las libertades de cada uno y de hecho las defendería con la vida, aunque no estuviera de acuerdo con él (sí, alguien decía algo similar, pero no recuerdo quién, lo siento (la frase creo que es: "Señor, no estoy de acuerdo con usted, pero daría mi vida para que pudiera tener la libertad de seguir expresándolo", o algo así)), pero cada año que pasa estoy cada vez más convencido de que la gente, como masa pensante, no tiene madurez para votar. O vota a lo que ha votado siempre, o vota a lo contrario que le jodió, pero no busca terceras opciones (vale, en España, no hay tampoco muchas terceras opciones realmente serias, pero ahora mismo, las dos primeras opciones no son serias tampoco). Con esto no digo que la gente individualmente sea lerda, porque no. Lo es la masa y ahí está el peligro, porque es la masa la que vota. El qué dirán cala muy directo en nosotros, queramos o no. Hay gente que se libera del yugo y es capaz de formarse una opinión propia y muy loable, esté o no de acuerdo con ella.
Pero no os asustéis, que yo sea poco democrático, no quiere decir que no vea que la gente lo que quiere es democracia, así que me amoldo a lo que dicte la mayoría (igual hasta sí que soy demócrata y no lo sabía). Lo único es que no se me ocurre un sistema menos malo, como dijo cierto estadista. De hecho, el problema no es el sistema. Nunca lo ha sido, realmente. Sino la gente, las personas que estaban dentro del sistema y esta gente (sí, antes salía de un estamento social distinto, pero ahora no hay razón) sale de entre nosotros. Lo que pasa es que parece que sean siempre lo peor de nuestra sociedad (yo creo que es un fiel reflejo, pero no voy a ahondar ahora por ahí).

Uf, creo que me estoy desviando un poco del tema. Veamos.
La opinión de cada uno, es sagrada, nos parezca correcta o no. Tratar de imponer la propia o peor, tratar de silenciar la otra, no es un acto de libertad de expresión, cómo algunos parecen creer. En absoluto lo es. No es una defensa del Estado, o una defensa del Pueblo. Es un ataque a la Sociedad en su conjunto.
No caigais nunca en un bajo ataque a otra persona que no piense como vosotros. Su opinión si está bien razonada, por mucho que joda, es tan válida. Si no lo está, hay que intentar que la razone antes de realizar un ataque directo.
Nuestra libertad acaba dónde comienza la del otro. Y la del otro es tan intocable cómo la propia. Recordadlo muy bien y mirad atrás de vez en cuándo. Mirad el río de muertos que dejamos en la historia por cuestiones parecidas. Por una vez, evitemos viejos errores y olvidemos viejas rencillas (sí, todos tenemos viejas rencillas por algún lado. Si soy capaz de hacer caso omiso, vostros también podréis), evitemos lo que hemos estado haciendo con nuestros hermanos durante tanto tiempo.

Leche, que desde que existe Estados Unidos hemos tenido cuatro o cinco guerras civiles de importancia, que parece que no salgamos del foso entre unas cosas y otras.

Pensad coño, pensad por vosotros mismos.

Soy un puto mentiroso...

... se suponía que ahora trataría de ceñirme a las entregas que tocan... En fin, os presento un relato corto que envié a no me acuerdo cuál concurso y que no llegó a nada. Así mantengo el blog vivo y me preparo para la entrada 200 que está al caer.



–Estoy aquí –la figura era alta y delgada, con el rostro oscurecido, hasta el punto de no distinguirse nada de él, ni siquiera su voz–. Es la hora.
–Sí, lo sé –él estaba sentado a los pies de la cama de su hija, observándola. Su mujer no se había despertado cuando se levantó–. Yo, eh. Creo que deberíamos ir fuera. No quiero que se despierte y lo vea.
–Lo comprendo, salgamos.
Ambas figuras salieron a la fresca noche, iluminada únicamente por el cielo estrellado. La ciudad entera dormía, mientras esperaba un nuevo día, un nuevo amanecer para continuar. Un amanecer que uno de sus vecinos no llegaría a ver.
–Supongo que te habrás despedido.
–Sí, a mi manera –sonrió amargo–. Para cuando despierten, ya habrá pasado todo.
–Sí –la figura no se movía nada en absoluto, pero era aterradora en aquella oscuridad–. ¿Recuerdas lo que te dije antes de pactar?
–”Tu vida por la de ella. Nada podrás hacer para salvarte, nada podrás hacer para impedirlo” –citó, arrancando las palabras del pasado–. “Pero lo intentarás.”
La espada pendía de su costado. Lista como siempre para darle un buen servicio. Sin embargo, no llevaba ni su escudo, ni su armadura. Pero se sentiría mejor empuñándola.
–Te dejé un año –siseó, sin apartar la vista de la espada–. No te culpo por intentarlo.
–¿A dónde me llevarás?
–No puedo decírtelo –la sombra vaciló. Mucho tiempo atrás, había sido tan real como el hombre que ahora desenvainaba lentamente delante suyo–. Pero no será malo. Bueno tampoco, pero te aseguro que no es un Infierno.
–No me puedo quejar, yo lo elegí.
–Tu vida, no sólo pagó la supervivencia de tu hija –aún tenía conciencia. Aún podía hacer un último favor sin pedir nada a cambio–. Sino también por su vida más allá de la enfermedad. Vivirá sana, feliz y por mucho tiempo.
–Me alegro, gracias –alzó la espada, dio el menor perfil posible y se preparó–. ¿Comenzamos?
–Sí, no tenemos mucho más tiempo.

Al día siguiente, la luz diurna comenzó a calentar las calles de tierra, evaporando el rocío. En un rincón de la calle, había una espada apoyada contra un hombre que estaba azúl y no se movía.