jueves, 18 de octubre de 2012

Libertad 5. Dulce emancipación.

Las explicaciones están al final del post, después de la lectura.



Salieron a la tranquila tarde de Coronet. Ya no estaban los matones de antes e Ilvael además estaba satisfecho. Había conseguido por bastante poco una adquisición de primera línea; tenía que remojarlo.

–Te das cuenta de que si le llevas la contraria te puede desintegrar los huevos, ¿verdad? –Jeriaebrek, como siempre, pensativo–. Ya la has visto en acción y te ha dicho por qué la expulsaron.
–Calla aguafiestas –terció el twi’lek, sin perder el buen humor–. Vamos a visitar el garito de Rukk’ak’atesh, que hay un tipo con el que quiero hablar.
–Me llevas por unos sitios tan bonitos –chanceó Jeriaebrek, incapaz de reprimirse–. Creo que voy a ponerme romanticón.
Caminaron por las abarrotadas calles que vomitaban vapor y humedades por todas partes, haciendo del paso una proeza asfixiante. Tras muchos recodos, intentos de atraco y un particularmente embarazoso malentendido, llegaron a una puerta diminuta guardada por un ser enorme. La mole de músculos, cubierta pelo rojizo estaba erguida y no parecía hacerle mucha gracia estar allí. Su cara, ancha y poderosa, coronada por dos grandes cuernos, se encontraba en perpetuo asqueo.
–Buenas Erecnar –dijo Ilvael, dirigiéndose hacia el gigante, que se puso a cuatro patas para escucharlo mejor–. ¿Cómo va el turno?
–Espantoso señor I, espantoso –comentó el cuadrúpedo, con faz de estar llevando realmente un mal día–. Le digo al jefe que le prepare su sitio de siempre en un momento.
–No, no tranquilo. Si yo lo quiero hablar contigo –lo paró, antes de llamar por el comunicador–. De negocios.
–¿Negocios? –dijo, con ese acento que se le pone a gente cuando le hablan de dinero–. ¿Qué negocios?
–Verás muchacho, necesito a alguien de tu talla –Ilvael se le acercó para pasarle una pequeña nota–. Cobrarías esto.
El chandersi cogió el papel y lo miró. Puso caras.
–De verdad, ¿tienes que ser tan peliculero? –le dijo Jeriaebrek–. ¿No podrías haberle dicho sus posibles honorarios de viva voz?
–¿Y que se me eche encima medio Barrio Azul? –respondió hosco el artesano–. Ni de coña.
–Pero, que yo recuerde, usted no tenía nada más que un taller en la zona más... –paró un momento, dudando de cómo seguir la frase–. tranquila de la ciudad.
–Sí, lo sé, pero no es...
–Y mi problema con esto es que se ha hecho demasiado aburrido –se lamentó, mirando a los transeúntes–. Nadie intenta propasarse desde que me conocen.
–Por eso, si me dejas terminar, no te propongo un trabajo de port...
–No me voy a poner a aprender a...
–¡No, no es para que trabajes conmigo en el taller! –Ilvael tenía prisa y no tenía ganas de quedarse mucho rato por allí parado–. ¡Te ofrezco un buen sueldo a cambio de servir cómo oficial de seguridad en una nave!
A su alrededor cientos de rostros se giraron. Erecnar había golpeado a muchos de ellos, incluso usando a otros, así que la posibilidad de que desapareciera de una de las zonas más peligrosas del Barrio Azul (que ya es decir) era una esperanza para muchos. Y la ruina para su jefe. El cuál se asomaba ahora para indagar lo de aquellos gritos y había escuchado parte, así que estaba extremadamente pálido, lo cual es muchísimo para un wooostoide.
–¿Me dejas? –dijo, más aterrorizado que afligido–. ¡Me harán pedazos el local!
Se le quedaron mirando todos. Ilvael, Jeriaebrek, Erecnar y la multitud expectante y esperanzada que observaba el drama. Supusieron que no sería sólo el local, a juzgar por las sonrisas que los rodeaban.

–¡Te pagaré el doble! –gritó su jefe, consciente ya de que daba lo mismo. Si Erecnar se iba, sería wooostoide muerto–.

–Ya me va a pagar el doble.
–¡Entonces el triple!
–¿Considera que valgo el triple? –dijo Erecnar, enarcando una ceja–. ¿De veras, señor Eastaal?
–¡Por supuesto que sí!
–En ese caso, ¿porqué no me ha pagado siempre el triple de lo que me paga ahora?
Eastaal sintió que un pozo se abría bajo sus pies. Un pozo profundo, oscuro y lleno de cosas serpenteantes. El tono de Erecnar no sugería su habitual ingenuidad, sino el tono de alguien que llevaba esperando un tiempo un pretexto y ahora no sólo lo tenía, sino que iba a disfrutar de ello.
–Porque podría haberme pagado el triple desde el principio –dijo, con una voz calmada, pero más dura que el acero–. Así ahora Ilvael no tendría tanta oportunidad.
–Eh... yo, yo no sabía... –el dueño de la cantina se estaba desmoronando y parecía punto de orinarse encima–. O sea, te dí un trabajo.
–Un trabajo mal pagado y sin contrato –añadió el chandersi, sin apartar la vista de su posible nuevo contratante–. Sin extras ni seguro médico. Lo cogí tan sólo porque en Coronet es muy complicado encontrar trabajo si no tienes aspecto humano.
–Conmigo tendrás todo eso y más –dijo el artesano, mientras su amigo asistía divertido a la escena–. Plus por peligrosidad, a encargo hecho y por productividad y además, las juergas corren de mi cuenta. Y tenemos un médico, aunque si hace falta podemos pagarte uno más especializado.
–La verdad es que tu oferta me interesa mucho más –había pasado a tutear sin que nadie se diera cuenta. Era muy hábil haciendo eso–. ¿Qué tipo de peligrosidad?
–La que provoca que vayamos fuertemente armados.
–Me gusta.
–¿Y yo qué haré? –continuó con sus lamentos Eastaal, al ver que nadie le hacía ya caso–. No puedo continuar con mi negocio si nadie lo defiende. ¡He insultado a demasiada gente confiando en que éste me defendería!
“Éste” se volvió hacia él, lentamente, con cara de muy pocos amigos. Acercó su rostro poco a poco hacia el del wooostoide, que reculó aterrorizado al ver a la mole acercarse y se aterrorizó aún más al darse cuenta de que había cerrado tras de sí y que se abría hacia fuera. Ya no tenía sitio dónde retroceder y tras un par de espantosos segundos, Erecnar sonrió. Era una sonrisa ancha, que mostraba todos los dientes, así que la estampa era aún peor. La sostuvo un par de segundos antes de volver a girarse.
–Acepto la propuesta –comentó, ignorando decididamente los suaves sollozos de su ex-jefe–; ¿cuándo empiezo?
–Pues necesito que aprendas a usar algunos de los sistemas –dijo Ilvael–, así que me vendría bien lo antes posible.
–Bien, mañana nos veremos en su taller. Aún tengo que terminar mi turno aquí –se giró a medias–. ¿Porque me lo va a pagar, verdad?
El wooostoide musitó una respuesta afirmativa. No estaba muy seguro de llegar a la semana siguiente, así que le daba todo un poco igual.
–Hnnn... Casi mejor, ven mañana a éste lugar. –le pasó un datapad–. ¿Podrás llegar?
–Sin problemas.
–Muy bien, tengo algunos asuntos extra que resolver, mañana hablaremos.
–Por supuesto, mañana nos vemos.
Quedaron solos el chandersi y el wooostoide. Erecnar estaba contento de poder viajar a otros lugares y sobre todo, muy contento de quitarse de encima a aquél soberano pelma.






Hoy no llevo retraso, lo cuál me alegra enormementi. Aquí podéis ver la presentación de Erecnar Roster. (pincha en el enlace para ver el boceto). Se trata del personaje creado por zeentury un chandersi, especie de su creación también.

Por otra parte, recordad que el Emancipador aún busca tripulación, así que si queréis animaros sólo tenéis que Clickar aquí y postear vuestra idea.

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