lunes, 9 de abril de 2012

Un arma es una cosa peligrosa... (2).

Y seguimos con otra entrega del armamento y sus locuras, que el recibimiento ha sido bueno, muy bueno. Y eso que siempre me parece que cuándo me pongo a contar algo así, me convierto en un ser aburrido y un tanto belicista.

Dado que no me cabía todo en una sóla entrega, continuamos dónde lo dejamos; con el personaje tiroteado. Hemos visto qué ocurriría con varios calibres, incluyendo fusiles, ametralladoras ligeras, subfusiles y pistolas. Vamos con dos más para dejar tranquilito al pobre desgraciao.
Los revólveres, son al igual que las pistolas, armas cortas, de portar con una sóla mano, o dos, dependiendo el momento. Generalmente cargan tambores de 6 balas, así que habitualmente, no disponen de tanta munición como las semiautomáticas (aunque la 1911a1, semiautomática tipiquísima yanki, carga tan sólo 7, pero claro, del 45). La guasa está en que un revólver, dentro de su calibre, tiene una potencia de parada mayor que un equivalente en semi. Por la bala, que es en general, más pesada y con un casquillo mayor (he tenido una del .357 Magnum en la mano y joder, ni punto de comparación. Además, ésa cabrona era de punta plana). Lo que se consigue así, es que un oficial británico, por ejemplo (que estuvieron con revólveres durante muuucho tiempo), al que un africano medio se le echa encima a toda pastilla, seguido de una horda de colegas, dispuestos a descuartizar al pobrecico, en lugar de meterle dos o tres tiros al primero y llorar como una niña cuándo se da cuenta de que no vale para mucho, lo que hace es meterle un sólo tiro, que no sólo detiene al agresor, sino que además es posible que lo lance sobre sus compañeros, con el efecto que suele conllevar. Si da miedo que un arma tumbe a alguien de espaldas, que además lo lance un poco hacia atrás, ya es el acabóse. Y si además llueven fragmentos de hueso, cartílago y carne, mejor. Al oficial británico igual le dan las suyas y las de un bombero igual, pero llevar un arma así, lo tranquilizaba bastante. Además, las balas (en general todas, pero habitualmente se hacen con pistolas y revólveres) pueden ser de punta plana, lo que aumenta el efecto parada, punta hueca, que se fragmenta al impactar o incluso de punta de mercurio (una gotita, por lo que sé), que se supone que estallan (no, no vuelan a una persona, pero sí que abren un buen boquete). Es evidente que un revólver del calibre .38 corto (policial, al fin y al cabo) no va a hacer mucho. Los .357 (aunque el 357 magnum está basado en el .38 Special, tiene el doble de velocidad y eso aumenta mucho su poder) y 44 suelen ser los más poderosos, con el .44 Magnum en el podio de las animaladas (que no es así, puesto que el Smith&Wettson 50 magnum es aún más potente, pero eso ya es un maldito cañón). El Smith&Wettson Modelo 29,  es el revólver más famoso que lleva ésta munición (aunque no es el más potente). Es el de Harry. Ya sabéis, Harry. Y si no lo sabéis, os falta tiempo en miraros los trabajos de Clint Eastwood.
Un monstruíto así, al contrario que en las películas, no lo dispara cualquier hombre. Harry no es cualquier hombre, por supuesto, pero es que da lo mismo. No hay persona que lo dispare con una sóla mano y le de a lo que hay delante, sin dislocarse un hombro o caer de espaldas. Aunque a lo que acierte, probablemente no se vuelva a levantar. Se usa como arma secundaria de caza mayor (vamos, si te falla el rifle y un oso viene a toda mecha, más te vale pegar un tiro con éste monstruo. Ya sea al oso o a tí mismo para que no te pille vivo). Como vemos, no es un arma práctica, porque además de su enorme retroceso, y extraordinario estampido, añadimos el hecho de que el bueno de Harry, en su guerra a base de intimidar, usa un modelo de 6 pulgadas, que se tarda un eón en sacar de la funda. Un modelito más modesto en 4 pulgadas y no te encontrarías con cuatro tiros en el pulmón.
Dentro de los revólveres potentes, está también el Colt Python en 357. Es bastante más sencillo de usar, suave y tal, aunque queda bastante chuleta de aspecto en cualquiera de sus versiones de 2'5, 4 y 6 pulgadas. Además tiene un hermanito, que es aún mejor y más moderno, el Anaconda, que lo he llegado a ver, en el súmun de las ganas de joder un buen revólver, en 8 pulgadas, largo como un día sin pan, lo suficiente como para que golpear con él pase de ser una broma a ser algo serio.

Si nos alejamos un poco, tenemos los clásicos revólveres en el Oeste americano, desde el Colt Navy (usado hasta la náusea) hasta el Remington .44 Army (que también lleva el señor Eastwood en más de una peli, aunque la primera que recuerdo ahora, es Jinete Pálido). En general el impacto de uno de éstos, venía a ser bastante similar, aunque había algunos modelos tan raros, que sinceramente, me meto en terreno algo pantanoso.
Bueno, hemos llegado a la conclusión, de que el buen personaje habría caído desde el primer disparo, muerto o no. Probablemente mutilado y probablemente pegando unos gritos mucho peores que los clásicos de duritos de pastel de: ¡Ugh! ¡Aghs! y el archiconocidísimo ¡Ouh!


Cielos, me he emocionado con los revólveres. Es que es una de las armas cortas que más me gustan (en especial porque he tenido semiautomática y revólver en las manos y me quedo con el cacho metal, que las glock son plastiquillo. Supongo que serán cuatro entregas al final. Mañana calibre 50, tanto la ametralladora de posición cómo las variantes montadas, de las que hablaremos en otros calibres (se dice que los ingleses conseguían abatir a los Heinkel 111 no por derribarlos a base de arrancar trozos de su fuselaje, sino por cargarlos con tantísimas balas hasta que caían del propio peso. La primera variante de Hurricane, el verdadero caballo de guerra de la Batalla de Inglaterra, cargaba nada más y nada menos que 8 ametralladoras del 303 en su primera versión. Y al poco apareció una con 12 ametralladoras de 303).
Mañana más.

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