lunes, 18 de julio de 2011

Un soleado día de verano.


Mika:Buenas a todos. Me presento. Soy Mika; el otro perpetrador, desde hoy de este blog. Espero que os guste lo que escribo, porque si no Dios matará un gatito. Esto es solo el inicio de la historia, la semana que viene espero tener algo más y más largo que colgar.
Un saludo a todos.



Vilem: Supongo que es un poco tarde para decir: ¡Sorpresa! En fin, mi hermano se suma al equipo para iniciar las andaduras con un personaje más de nuestra tierra. Espero sinceramente que os guste tanto como a mí. Prometo sorpresas para más adelante.


Era un soleado día de verano. Los animales hacían de las suyas en el bosque, mientras un poco más allá un granjero pasaba su tractor. Una escena idílica, unos niños jugaban tranquilos en el jardín trasero de una casa; persiguiéndose con los brazos extendidos, dando vueltas mientras a lo lejos crecía un rumor. Cada vez se acercaba más. Más y más alto hasta convertirse en un rugido atronador que se materializó en dos sombras que pasaron casi a la altura de la copa de los árboles estremeciendo la tranquilidad de la campiña inglesa y a los dos niños. Un Spitfire trataba de librarse de la peligrosa compañía de un bf 109 de morro amarillo; el inglés subía y bajaba, cambiaba de dirección inútilmente. El boche seguía allí como un tiburón, esperando el momento perfecto. El motor Merlín daba lo mejor de si mismo mientras las alas elípticas del avión inglés se movían arriba y abajo de forma histérica.
Mientras tanto otro Spitfire cortaba el viento a más de 400 km/h.
-No no, no, no, no. No puedo perder al novato, no puedo.- pensaba Jaime. -Se merece un susto pero no morir de esta manera-. El motor de su caza rugía mientras no dejaba de vigilar la temperatura con un ojo y el cielo con otro. No había en la cabeza del joven piloto español otra cosa que encontrar y salvar a su punto.
Moviendo la palanca hacía delante suavemente hizo pasar el caza bajo una nube, descendía muy rápido y eso se notó cuando alabeó hacia la izquierda para seguir buscando a su punto y al nazi que lo perseguía. Al Spitfire no le gustaba la baja cota.
Volvió a comprobar los instrumentos, todo seguía dentro de lo aceptable, pero si no encontraba pronto a Roger tendría que abandonar.
Y en el preciso instante en el que se disponía a desistir los vio. Eran una pareja, a las 10 por bajo, el primero se movía arriba y abajo, dando tumbos; mientras el segundo apenas corregía ligeramente su trayectoria con cada bandazo. El morro amarillo del perseguidor ponía muy fácil la identificación. Habría unos 1000 o 1500 metros hasta ellos.
De pronto, justo cuando Jaime se preparaba para picar, el 109 lanzó varios fogonazos; que tuvieron su replica en el caza ingles. Jaime incrustó la palanca de gases en el tope.
Cuando el Spitfire se elevó para esquivar una pequeña colina el bf 109 disparó con eficacia. Dos impactos se abrieron en el costado derecho del Spit. Uno casi a la altura de la cabina y otro peligrosamente cerca del motor, que empezó a humear y a renquear.Las ametralladoras rugieron de nuevo, haciendo que pequeños trozos del ala saltaran en todas direcciones. Estaba claro, que el gato estaba disfrutando mientras hacía sufrir al ratón. Y ese pobre ratón ascendía ligeramente, lentamente, con su piloto conmocionado e indefenso, haciendo lo posible por no caer. De forma casi perezosa, como aburrido, el boche se situó tranquilamente a las seis; no tenía prisa, estaban solos y nadie los molestaría. El piloto pasó el dedo por el disparador, paladeaba el derribo. Súbitamente el aire comenzó a estallar, llenándose de impactos y chispas por todas partes, un segundo Spitfire acudía a salvar a su compañero; el motor de este rugía encolerizado al ver a su hermano herido, el Messerschmit rompió dando un bandazo a la izquierda pero el caza inglés no cejó, siguió al alemán disparando ráfagas cortas, pero incesantes, que impactaban una y otra vez., el bf 109 aceleró para alejarse de su perseguidor, más en vano, una nueva ráfaga abrió un boquete en el motor db 601 haciendo que el aceite empezara a manar como la sangre de las arterias y una nueva ráfaga lo incendió. Siguió disparando el Spitfire hasta que el 109 derivó hacia la izquierda e impacto contra el suelo quedando reducido a un amasijo de hierros humeantes. Jaime se reclinó un instante en el asiento, aunque dando un respingo comenzó a buscar alemanes por todas partes, después reduciendo la velocidad para que el pobre motor Merlín respirase, viró a la derecha para buscar a Roger. El pobre se había llevado más de lo que se merecía cualquier novato, y ese hijoputa alemán le había dado bien. Rogaba porque estuviese vivo, porque su pobre avión se mantuviera en el aire.
Empezó a llamarle por la radio. –Turbant 7, aquí Turbant 6. Turbant 7 responde por el amor de Dios. Roger…- Entonces vio el caza por la parte derecha del parabrisas. Aceleró el Spitfire, y sus pulsaciones, no quería perder al chaval, se acercó lentamente al avión de su punto hasta que vio la cabina. El piloto giró la cabeza y le saludo, con un movimiento de mano indicó que no tenía radio y el pobre Jaime se relajó. Roger le hizo entender que estaba herido y corto de combustible. Jaime asintió, intento orientarse, estaban lejos de su zona normal de operaciones. Al encontrarse con esos 109 y entrar en combate Roger había terminado saliendo en desbandada, desbocado como un caballo loco y ahora no sabían por que zona podían estar.
Jaime desplegó un mapa buscando puntos de referencia, una iglesia, un castillo o algún río. Se elevó ligeramente y empezó a otear el horizonte en busca de lo que fuera.
La suerte estaba de su parte, a lo lejos, tras una ciudad divisó un aeródromo. Al contactar resultó ser Andover. Hogar de unos cuantos canucks. Avisó de que llegaban y que había un herido. Tendría cojones salvar al chico de eso y que nos mate la antiaérea.
- Andover. Aquí el teniente Jaime Ferrer del 37 Escuadrón-.
- Aquí Andover. ¿Podemos serle de utilidad? Jaime suspiró y se cagó mentalmente en la flema inglesa.
- Sería un placer que no nos disparasen mientras aterrizamos, mi punto esta herido y apenas se mantiene.-
- Recibido, la pista es suya. Corto-.
- Gracias Andover-.
Deslizó su caza hasta situarse junto a su compañero; Roger le miró con algo de esfuerzo mientras Jaime, con señas, le indicó que le siguiera para aterrizar. Dieron una vuelta alrededor del aeródromo, se alejaron ligeramente, viraron de nuevo y comenzaron el descenso.Al Spitfire de Roger le costaba trabajo mantenerse y aterrizó de muy malos modos, sin tren de aterrizaje, posando la panza de golpe después de que la cola hubiese tocado el suelo arrastrándose una buena centena de metros antes de detenerse. Por su parte Jaime se posó con muy pocos miramientos por su caza, tratando de aminorar tan rápido que casi consigue volcar.
Casi no había parado cuando abrió la cúpula y salio corriendo campo a traves hacia el avión de Roger. Había mucha sangre en la cabina, el chico estaba medio inconsciente, tenía heridas en el torso y en las piernas. En la derecha de hecho tenía un trozo de metralla. Toda la zona derecha de la cabina esta destrozada de los cañonazos.
Los sanitarios lo sacaron del Spitfire, y el bueno de Roger aún tuvo fuerzas para murmurar “lo lamento” antes de que se lo llevaran en la ambulancia.
-¿Qué ha sucedido muchacho?-. Al girarse, Jaime vio a un impecable oficial canadiense. Se aclaró la garganta, que acababa de descubrir que estaba seca como la mojama, se cuadró y saludó de esa forma rara que tienen los súbditos de Su Majestad.
-Teniente Ferrer señor, del 37…-
-Se quien es, teniente, le pregunto por lo que le ha pasado-.
- Boches, señor, nos los encontramos cuando nos dirigíamos a interceptar una formación de Stukas, eran muchos y a mi punto uno lo aisló y ha estado a punto de derribarlo.-
-¿Y qué ha sido del boche?-
- Derribado y en llamas, me ha pagado el susto.-
- Me alegro, déjeme que le invite a un trago. ¿Es su primer derribo?-
- El quinto señor.-
- Celebremos que es un as y que ha salvado a su compañero.-
-Será un placer.-

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