viernes, 19 de marzo de 2010

Icusagora Riel. El principio. (II)

Continuamos con otra entrega.


Resulta que el bebé fue recogido por una caravana mercantil, que lo crió como suyo durante unas dos semanas, momento en el que unos bandidos de la zona la asaltaron. Murieron todos, pero los ladrones, tuvieron piedad de aquel bultito sonrosado y gimoteante que pedía comida y atención. Le enseñaron el oficio de salteador y agarrabolsas hasta que la voz comenzó a agravarse y le salió vello de forma incontrolada por todo el cuerpo. En esa época, los ladrones colgaron de una soga, atrapados por un aventurero que se dedicaba a limpiar los caminos de gente como ellos. El aventurero se llamaba Vercel Riel, y adoptó al pequeño, a pesar de que éste lo había apuñalado dos veces, seguidos de insultos. Lo llevó con él, y le hizo partícipe de sus aventuras y desventuras, así como de una parte proporcional del sueldo, de las mujeres, y de la experiencia. Y así se convirtió en hombre. En un burdel de baja estofa que solía frecuentar su tutor, y en el que contrajo una curiosa enfermedad venérea, que le obligaba a rascarse de forma compulsiva, cosa muy poco adecuada cuándo hay una trampa que debe ser desactivada. Acudió a los mejores expertos, pagados con oro, y con plata. Y eligió la solución que más acertada le pareció. Cuando la hubo puesto en práctica, compró además dos botes de pomada natural para las quemaduras extremas, así como un zumito de curación. Y tras aquello (y una parada en el herbolario en busca de un remedio para los hongos), ya pudo continuar en sus quehaceres habituales, que solía ser cubrir a su tutor de las trampas, enemigos y algunos monstruos menores. Cosa que duró poco, porque Vercel Riel fue devorado por una nosferi, que se hacía pasar por meretriz. Mala suerte habría dicho él. Desde entonces, camina de aquí allá, cobrando miserables soldadas por ayudar a tal o cual campesino, o por asesinar a tal o cual monstruito devoravírgenes. La cosa es que no se aburría.

-Vaya mierda de trasfondo. -Su creador no estaba muy contento. -¿Puedo tirar otra vez?-

-Te jodes. -Su guardián se quitaba lagrimones como puños de la cara, doblado sobre su vientre de la tremenda risa. -Eres tú al que no le gusta currarse una historia, así que apechuga chaval.-

2 comentarios:

  1. Muy bueno... Resulta más gracioso en la primera ocasión, pero bueno.
    Te aconsejo que en la barra de al lado pongas una lista de enlaces a cada na de las partes del relato, para mantenerlo por orden y por separado; si no, cualquiera que entre verá únicamente el último trozo de la historia, y no se molestará en indagar más.

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  2. Y anda que no jode lo de la comprobación anti-bots.

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