viernes, 10 de diciembre de 2010

Icusagora Riel. El Beaufighter y el Golfo Ranac (III).

 Y allá otra nueva entrega de Icusagora, para vuestro gozo y disfrute. Espero.

(PENDIENTE DE REVISIÓN).

Ningún scandio atendía a la batalla que se desarrollaba en el mar, entregados al pillaje en el pueblo costero. Tampoco notaron cuándo el bergantín-goleta y el snekkar ponían proa hacia la costa, aprovechando el viento. Lo que sí que vieron, desde lo alto del pequeño acantilado, es que el snekkar dejaba atrás al Beaufighter y se dirigía rápidamente a la playa dónde estaba varado el otro, por dónde habían desembarcado para sitiar el lugar. Sin aminorar velocidad, chocó violentamente contra la embarcación scandia, destrozando el dragón de proa y la popa de aquella, inutilizándolas a ambas. Zozobraron las dos en la arena, incapaces de mantenerse en pie a causa de los desperfectos. Por todo el lugar volaron tablones y cabos, peligrosos proyectiles, tantos que muchos agradecieron no estar allí. Para cuándo el polvo se asentaba, llegaron los primeros enviados del jefe scandio, mientras el resto organizaba a los prisioneros para controlarlos.
El lugar estaba devastado. Ninguno de los dos barcos iba a ser navegable hasta que no se reparasen y aquello los enfurecía, porque no les permitiría disfrutar a tiempo del Nurem Deglah, o la fiesta de los fuertes, una depravada celebración scandia, donde casi todo valía. Los guerreros se acercaron, con muchas ganas de trocear al responsable, o de trocear a alguien, por el tiempo precioso que les iba a hacer perder. La gente pensaba en los habitantes de Scandia como una fuerza del caos. Pero no lo eran. Siempre cumplían los plazos propuestos y odiaban los mínimos retrasos, así que aquello, en la escala de aquellos corsarios, era una catástrofe comparable a la muerte de los dioses y el efecto de ésta sobre el mundo.
La cubierta del snekkar estrellado estaba llena de restos humanos desperdigados por doquier. La sangre lucía pisoteada y era evidente que allí habían combatido. El olor a muerte los llenaba todo, ahora que la estela se asentaba en el lugar. Por aquí y por allá, maltrechos cadáveres scandios estaban atados o directamente clavados con sus propias armas. Era algo que impresionaba a cualquiera, pero desde luego, no conseguiría asustar a los corsarios. La cubierta escorada no permitía un paso correcto y firme, pero varios intentaron llegar hasta el palo mayor, dónde habían visto a alguien moverse.
Era una mujer, apoyada contra contra el palo, que estaba inclinado hacia proa, merced de una grieta que se abría en la base. Ella estaba salpicada en sangre y parecía herida de verdad, pero el experto ojo de los scandios les permitió ver el engaño, pues la mayoría de sangre no era de ella. El que había a su derecha trató de cogerla por la cintura. Había decidido hacerle pagar todo aquello y además tenía pensado pedísela al jefe de su tribu para disponer de ella cuánto quisiera. Pero no tuvo más pensamientos similares. Aunque logró girarla y comenzar a desatarse los calzones, escuchó detrás suyo un chasquido y un ligero silbido, al mismo tiempo que notaba un violento golpe en la nuca. Se sumió en la oscuridad sin un grito, llevándose al otro lado la imagen de la mujer agarrando por el cuello al que tenía delante.
Careila sopesó el peso de su enemigo con ambas manos y decidió soltar la diestra para poder empuñar la espada. Ésta había caído, así que uso los pies para llevarla de nuevo a la mano. El que tenía aferrado luchaba por liberarse, incapaz de respirar bien bajo la poderosa presa de la muchacha. Entretanto, varios chasquidos más se habían podido escuchar alcanzando a otros oponentes, que cayeron con sendos virotes incrustados. Icusagora apareció de debajo de un cadáver y un poco más allá la enorme figura blindada de Hoplas emergió de entre los muertos amontonados, acompañado por el pequeño Espinoso. Careila hizo crujir el cuello del scandio, hasta que dejó de patalear en el aire y se lo arrojó a los que venían. La sangre comenzó a chorrear de entre los escudos y por los imbornales.

2 comentarios:

  1. Pues mira por donde, el de hoy no me ha gustado. Por varias razones que paso a enumerar:
    - El comienzo es demasiado... ¿tranquilo? Se supone que hay un golpe tremendo, pero el texto no lo transmite.
    - El final es demasiado lioso, muy complejo. Date cuenta el medio en el que aparece el texto: al ser un relato por partes, el lector no puede tener de ninguna manera la misma implicación que tú con respecto a los personajes. Es la tercera entrega, y los protagonistas aparecen todavía muy desdibujados.
    - Supongo que serán las horas, pero hay más errores que en textos anteriores: "El olor a muerte los llenaba todo" en el tercer párrafo, debería ser 'lo'; a comienzo del cuarto párrafo "Era una mujer, apoyada contra contra el palo", donde sobra un 'contra'; y poco después, "estaba salpicada en sangre", donde debería ser 'salpicada de sangre' o 'bañada en sangre', según la cantidad de la susodicha; más adelante, "tenía pensado pedísela", donde falta una 'r'; y ya en el último párrafo "así que uso los pies", debería decir 'usó'; por último, "chorrear de entre los escudos" queda un poco raro, y yo quitaría el 'de'.

    Perdona por ser tan criticón. Hoy me he desahogado viendo que tienes otro texto ya escrito. Intentaré ser más bondadoso en ese, que paso a leer a continuación.

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  2. Desahogado? Joe.

    Veamos, el tema de las erratas parece que está siendo algo recurrente últimamente. Trataré de estar más atento. De nuevo gracias. Te diría que no te haces a la idea de cuánto ayudan estos comentarios, pero realmente, sí que lo sabes.

    Respecto al estilo... De un tiempo a esta parte me está costando ponerme del lado del lector por varias razones (entre ellas porque no suelo recibir críticas... ni buenas ni malas). Intentaré releerme lo escrito teniendo en cuenta que lo anterior puede haces semanas fue publicado. Esto es algo en lo que debo mejorar. Y también debería ser capaz a estas alturas de describir a un personaje sin ser cargante. Intentaré resolver estos temas en el recopilatorio (primero vendrá el prólogo, titulado como "El Principio" y luego debería venir este mismo relato con las aventuras del barco y sus tripulantes hasta llegar a Mirina).

    Y el principio... Lo cambiaré para dejarlo algo más corto y directo. Creo que me he pasado describiendo la situación, en lugar de irme directo a la acción.

    En fin, de momento dejo marcada esta entrega para la revisión posterior.




    Gracias por la extensa y práctica crítica camarada!

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