jueves, 16 de septiembre de 2010

Folgore V.

Jo-der. Me siento como si hubiera parido. Vaya dolor de cabeza para sacar adelante esta historia. Bueno, al final encontré algunas frases y palabras en ruso que me salvaron la papeleta, aunque a partir de ahora voy a revisar muy mucho si plasmo lo que dicen, o lo dejo más en tercer plano. En fin.
Reconozco que no tiene mucho contenido, que apenas ha salido nada, pero espero haber salvado con esto un escollo grande y poder meterme de lleno en una trama más seria con este personaje. Que es un personaje que me gusta y que no pude llegar a disfrutar.

Ahí va eso:




Yelena pateó la cabeza del villano usando toda su fuerza y la inercia adquirida por la velocidad. Aquél voló lejos, hasta estrellarse contra la dura roca que estalló en pequeños fragmentos, sepultándolo. Folgore se incorporó quejándose del abdomen, que le dolía espantosamente.
-Kak vashi dela?- La heroína se le acercó preocupada al darse cuenta de que se tambaleaba.- Nadeyus ty sebya harosho chuvstvuesh.
Klaus trataba de aislar ese idioma, poniendo toda su perturbada mente en el proceso. El golpe lo había aturdido y levantarse de sopetón lo empeoró.
-Harosho, a kak ty? Respondió a duras penas. Sin recordar exactamente el significado de aquello.- Disculpa pero no hablo demasiado bien el ruso.
-¿Italiano?- El acento de él había sido monstruoso, así que se alegró de haber estudiado muchos idiomas. En esa profesión era muy útil.- Tranquilo, lo hablo bien. Y también estoy bien.
-Yo... Eh, gracias, la verdad es que no estoy muy en línea todavía.- Dejó de hablar un momento y se volvió.- ¡Viene otro!
Efectivamente, el superviviente del trío que no había recibido grandes heridas atacaba por la espalda, centrándose en la mujer. Ella lo esquivó a duras penas gracias a la advertencia del suizo y atacó con todas sus fuerzas.

Folgore pensaba rápido. Tenía a la rusa combatiendo con los puños desnudos a un metahumano. Otro desaparecido y otro más que comenzaba a dar señales de querer salir de debajo de los escombros. Decidió acercarse para mantenerlos en el sitio y que no pudiera escapar, confiando que el que no daba señales de vida no fuera a volver.
El metahumano mantenía ocupada a la heroína, a fuerza de golpes rápidos, que ella esquivaba o los paraba de varias formas, respondiendo con puñetazos terribles, que inevitablemente acababan en el vacío. Estaba tranquilo porque podía sentir que su compañero ya se levantaba y corría en dirección al entrometido. Lo que no se esperaba, era que se escuchara una especie de petardo y a continuación un espeluznante grito, seguido del sonido como de caída y de un balbuceo. Se acababa de quedar solo.
Mientras peleaba, Yelena vio impotente como el otro enemigo se lanzaba a toda velocidad contra Folgore. Aunque no conocía sus habilidades, sí que lo había visto quedar muy aturdido por una patada sin demasiado recorrido, así que aquello probablemente lo mataría. Para su sorpresa, se limitó a extender el brazo derecho y a expulsar algo desde el dorso de la mano. Inmediatamente su adversario tropezó emitiendo un aullido y rodó con velocidad, momento en el que aprovechó para esquivarlo. Estaba tendido en la nieve temblando sin control, completamente fuera de juego.
El que quedaba hizo ademán para huir, justo después de lanzar una patada a la cabeza de su contrincante, pero apenas pudo despegar. Una fuerza le impedía levantar vuelo y cuándo se dio cuenta de que la heroína volvía al combate, tampoco pudo contraatacar. Sin oponer resistencia recibió un alud de impactos en sus costillas y en la cara, hasta quedar tumefacto y lleno de hematomas.

-Gracias por la ayuda.- Yelena se limpiaba las manos con los trapos rotos de sus enemigos.- Aunque soy capaz de enfrentarme con varios enemigos, reconozco que ésto me podrían haber supuesto un problema.
Klaus miró desde las profundidades de su casco a los ojos claros de la rusa. Estaba francamente impresionado, porque era una mujer de pelo castaño corto, muy alta y fuerte, vestida con un uniforme ceñido en verde oscuro. Trató de parecer duro.
-No hay de que...- Había pronunciado la última palabra con esfuerzo, porque el pecho le dolía rabiosamente.
-¿Estás bien?-
-Si, si, sólo necesito descansar un poco.
-Bueno, pues dado que ya veo a los de contención, me voy antes de que pidan explicaciones.
-De acuerdo. A ver si consiguen sonsacarles a estos sonrisas sus motivaciones.
-Perfecto. Bueno, si alguna vez pasas por Smolensko, estaré encantada de verte. Soy Bashnya.- Le estrechó la mano y sonrió.
-Encantado, yo soy Folgore. Si vuelves por aquí, acercate a Lugano. Siempre tenemos buena temperatura.- Le devolvió con decisión el apretón.

-Buenas caballeros.
Estaba sentado encima de los tres supers inconscientes, viendo como los soldados se acercaban por la nieve, a través de la nube levantada por los helicópteros. Aunque disponían de armas capaces de destrozar a cualquiera, se aproximaban con mucha cautela, porque con los poderes no se juega.
-Tranquilos, soy de los buenos. Y estos no se van a mover en un buen rato.
-Ya. Baja de ellos por favor. Despacio.
-Si si, tranquilo. Yo no soy enemigo.
-Si me dieran un céntimo cada vez que me dicen eso...
-Bueno, la verdad es que no sé cómo de duro se puede hacer vuestro trabajo, pero espero que os paguen bien.
-Vale, el mando confirma la identidad. Buen trabajo.- El soldado, se giró hacia sus compañeros.- ¡Vamos, traed las esfinges.
Folgore vio curioso como les ponían unas bridas muy gruesas en las manos y en los pies. Conocía el material, tripa de esfinge, lo único suficientemente resistente como para evitar que cualquier metahumano pudiera romperlo. Lo llevaban usando desde hacía quince años, varios después de que las esfinges salieran de su letargo y comenzaran a buscar comida.
-Eso es jodidamente caro.
-Si, lo es.- Dijo el soldado que parecía ser el jefe de sus compañeros.- Las esfinges son muy escasas y su caza está muy regulada, así que es normal.
-En fin, me alegro de que haya algo para poder mantenerlos quietos. Yo me voy ya, que he de atender otros asuntos. Si necesitáis ayuda con estos tíos, mandad un aviso por un canal de larga distancia. Acudiré lo más rápido que pueda a la fuente de la llamada.
Despegó, considerando que había sido un buen día. Sólo tenía ganas de volver a casa y que lo viera un maldito médico, porque las costillas le rechinaban por el golpe.
-Creo que voy a reconsiderar lo de una armadura más pesada.

5 comentarios:

  1. ¿Esfinges? Mola... Me quedo con ese detalle, porque ya sabes que la temática del relato no es muy de mi gusto. Eso sí, el diálogo es vivo y natural, todo un logro.

    ResponderEliminar
  2. Me alegra que digas eso, porque intento darle toda la naturalidad que puedo (y me fijo en algunos guionistas de cómics para ello).
    Lo de las esfinges ha sido de casualidad. Quería una bestia mitológica, pero que no fuera la de siempre y no recordaba historias con esfinges. Al menos no habitualmente. En todo caso, son parte del escenario. Al fin y al cabo, los supers tienen mucho de fantasía y algo de ciencia ficción.
    Y bueno, sobre gustos no hay nada escrito. Como dije, este personaje iba a aparecer en una partida sobre superhéroes, pero se canceló y me quedé con las ganas. Y no dejo que los pejotas se me pudran mucho tiempo.

    ResponderEliminar
  3. Hombre, pues al menos estás haciendo un peacho de relato, y todo a tu gusto.

    ResponderEliminar
  4. We! Acabo de ver tu comentario donde Lagun, lo de la doble tilde es por troyanos que joden la configuración del teclado.

    Dale una pasada al antivirus y haz un chequeo a fondo.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias por la información, ya puedo poner tildes. Mañana (si, dije que iba a hacerlo hoy, soy así) pondré el enlace, que estoy remuerto (y empezando proceso gripal).

    ResponderEliminar