sábado, 19 de junio de 2010

Icusagora Riel. El principio (VII).

 Para disfrute (espero) de mi lector habitual, vuelvo con algo más del aventurero favorito de las sierpes con ganas de bronca.


Despertó en su habitación, en la posada dónde se había alojado los últimos meses. Le dolía todo el cuerpo terriblemente y no avistaba ni un poco de tabaco amarillo para fumar. Siempre le calmaba el dolor en cuánto daba algunas caladas a los cigarros aquellos y si les daba algunos más entraba en un estado de felicidad absoluta. Aunque la resaca provocada por la droga era horrible, probablemente no sería mucho peor que la molestia de su cuerpo roto.
Alguien abrió con suavidad la puerta y echó un rápido vistazo dentro. Un pequeño, nervioso y sudoroso mediano dio varios pasos en su dirección esgrimiendo una vara más larga que él mismo. Detrás venía con aire curioso Careila, seguida por Espinoso que parecía enfadado.
-Bueno, bueno, bueno. Mi buen amigo, creo que ya es hora de que deje de provocarse esas horribles lesiones. No le van a hacer ningún bien.- El mediano, que respondía al nombre de Plétoq, era curandero itinerante. Había permanecido en aquel lugar por la afluencia de trabajo y había curado de sus heridas tanto a Icusagora como a Vercel.
-Vale. Reconozco que me pone cachondo que la sierpe más grande que he visto jamás me use para atravesar paredes.-
-Reconoce que no es la primera vez que te hieren por no estar atento.-
-¿Y en qué parte consideras que sea tal vez por exponerme a peligros que la gente normal rehuye con un entusiasmo que más quisiera ver yo para mí?
-En fin, ya sabes que mis curaciones divinas son limitadas, así que excepto lo más grave como lo tu bazo o el derrame pulmonar ya están arreglados, así como casi todos los huesos rotos. El resto a base de ungüentos y vendajes.-
-¿Alguna cosa más?-
-Bueno, que la curación la paga el alguacil.-
-¿Oh?-
-Ha decidido que ya que protegiste voluntariamente el lugar, hacerse cargo de tu recuperación era lo mínimo que podía hacer.-
-Oh.- Icusagora apoyó la espalda en la cabecera y sonrió. Se dio cuenta de que no estaban solos y con el mentón señaló a la silenciosa joven. -Ella también ha participado. Podríamos decir que merece una gratificación-
-¿Y yo?- Espinoso no esperó hasta que Careila dejara de hacer la leve inclinación de cabeza para decir algo. -Yo también estaba allí.-
-Tú cierra la boca.- El yaciente lo miró con ojos llameantes. -En absoluto estabas y si te atreviste a quedarte cerca, cosa que dudo, no trataste de ayudar en nada.-
-¿Me tratas de cobarde?- Comenzó, pero sin demasiada convicción.
-Si tontonabo. Eres un ruin y cobarde que ha permitido que su compañera luchara acompañada tan sólo por un desconocido. Cierra la puta boca antes de que lo haga yo por ti.-
Aquello ya eran palabras mayores. El pequeñajo miró a los dos testigos y tragó saliva. Tocó ligeramente la empuñadura de su espada y calculó sus posibilidades frente a un joven y herido aventurero. Los ojos de aquél despedían en verdad fuego, aunque tal vez sólo fuera una ilusión producida por el calor pegajoso de la estancia, el olor a cirujano y la hostilidad con la que había sido recibido.
-Yo... Yo te daré satisfacción cuándo gustes...-
-Silencio. Basta te he dicho. Me duele la cabeza y no dejas de agravar el problema. No me interesa siquiera concertar un duelo contigo, porque supondría una molestia y dudo que aparecieras a la hora de la verdad.-
-Pero...-
-Mi paciente ya te ha dicho que te calles.- Pocos medianos eran capaces de inspirar tanta autoridad con su vocecilla nasal. Pero éste podía y se servía de ello según la necesidad.
Espinoso dejó el tema. Careila miró a ambos hasta que centró su atención en el pequeño sacerdote de Lynne, que estaba realizando algunas curas y cambiando vendajes. Le echó una mano y trató de aprender.
-Bien, vale, ya está, ya podéis dejar de hacerme... ¡Eh, que eso duele!- La joven apretaba siguiendo las indicaciones del improvisado maestro. -Vale, vale. Ya dejo de quejarme. Pero por favor con... ¡Cuidadoooooo!-
-Umf. Te quejas más que cuándo te tuve que sacar la sanguijuela nomirana del...-
-Que ya dejo de quejarme. A la sanguijuela de las narices ni nombrarla.-
-¿Bueno, a dónde te dirigirás ahora?-
-Tenía pensado coger uno de los barcos que hacen la travesía hasta Mirina y probar suerte por allí. Tengo entendido que hay una plaga de vlux y se extiende por la zona. Y aquella ciudad parece ser el foco.-
-¿Sabes que tan sólo a quince millas al suroeste de ese lugar se encuentra Averno?- El mediano abrió los ojos de forma desmesurada. Careila le imitó.
-No tengo miedo a la entrada del Inframundo. Si es a lo que te refieres claro.-
-Bueno, todo el mundo sabe de dónde proceden los vlux...-
-Tonterías. No son ningún tipo de sabueso salido de los Nueve Círculos. Sencillamente, son experimentos alquímicos. Es la razón más plausible.- Se trató de rascar la barbilla, pero el brazo en cabestrillo no ayudaba. -Otra posibilidad que barajo es que las energías de Averno muten a las jaurías que se forman por el abandono de los perros. A todos los niños les encantan los cachorritos, pero claro, luego crecen y no hacen tantas gracias y son una boca más que alimentar.-
-¿Y el hecho de que puedan deberse a una mutación no te da mala sensación?-
-Si tuviera más alcance su poder, toda la ciudad habría sucumbido. No, los seres vivos se ven atraídos por las oscuras energías que desprenden, pero pocos vuelven.-
-La ciudad es una ciudad de vicios y pecado.-
-No me vas a convencer.-
-Bueno.- El mediano se giró a medias hacia la joven. -Esta silenciosa chica y yo hemos estado conversando y hemos decidido que te acompañaremos.-

4 comentarios:

  1. Bueno, bueno,... se vuelve interesante.
    Eso sí, lo de "La ciudad es una ciudad de vicios y pecado" no me gusta nada. El resto, de categoría.

    ResponderEliminar
  2. Me alegra que te guste en general.
    Pero lo de "La ciudad es una ciudad de vicios y pecado" es por la repetición de la palabra "ciudad" o el tema de vicios y pecado?
    Aunque creo que ya se tu respuesta.
    Por cierto, parece que tengo 6 lectores confirmados.

    ResponderEliminar
  3. Por la repetición, claro.
    ¿6? Creo que eso sonmás que en mi blog. Cuidado con el número e entradas, porque yo he entrado varias veces, y algunas desde el curro.

    ResponderEliminar
  4. En principio reconoce las ips nuevas. Pero generalmente siempre cuento menos cantidad, previendo esa eventualidad.
    Como dije, conocía tu respuesta. Igualmente, tampoco me acaba lo de la ciudad del vicio y el pecado. Me recuerda a Sin City.

    ResponderEliminar