jueves, 14 de marzo de 2013

¡Guerra en el Pacífico!

Boston, 9 de Diciembre de 1941.


Querido Eric;
tu madre te envía recuerdos y te pide, por favor, que no te dejes abatir. Por mi parte, te he enseñado a volar y sé que no lo harás. Eres un auténtico hijo de tu padre y sé que eres mejor que yo. No morirás en combate, lo sé. Y creo que el de arriba, me lo debe. Ya sabes, eso que algún día te contaré, pero que de momento no me atrevo.
He decidido mandarte la carta haciendo uso de un par de favores. Un aeroplano rápido tenía que cruzar el Atlántico haciendo escalas, cómo aquél viaje que realicé a principios de los años veinte, cuando no eras más que un zagal y... Da igual. Espero que te haya llegado en pocos días, porque quiero explicarte en mayor profundidad lo del telegrama. Sé que cursaste baja del Escuadrón Águila para volver a casa y alistarte en nuestra Fuerza Aérea. Sé por tanto, que planeabas combatir en la guerra que Franki ha declarado a los amarillos y que te disponías ya para el viaje por mar. Sé también, que el Atlántico está infestado de corsarios alemanes y que los nuestros, ahora que no somos neutrales, lo tienen más complicado para hacer tierra sin percances. Sé que no dejarás que te derriben, pero no puedo estar seguro de que no te hundan, así que he hecho valer amistades y te quedarás en Inglaterra. Continúa combatiendo al kraus, igual que yo lo hiciera durante la del 14 (aunque ya sabes que me dediqué a la infantería, sobre todo).
Por otra parte, no he podido evitar sentirme mal. A los pobres chavales de allá les han dado duro. ¿Recuerdas a tu niñera, la que está casada con el heladero de la primera? Su hermano, aquél chaval encantador está en paradero desconocido desde el ataque y no saben dónde pueda estar. Siguen rescatando cadáveres del agua. Y en el continente... hay quien dice que han bombardeado Los Ángeles y que ahora mismo se encuentran desembarcando en la costa Oeste, pero nadie sabe realmente nada. El telégrafo está siendo usado en exclusiva por el ejército y no podemos enterarnos de nada.
Como decía, me siento mal. Combatí en la guerra del 14 como voluntario, primero en regimientos franceses, hasta que pudimos enrolarnos con los tommies. He recorrido medio mundo, defendiendo a gente de otros lugares, fuera a pie con mi Enfield o a los mandos de mi propio aeroplano. La última, como bien sabes, durante la guerra en España. Amaba mucho el lugar y sentí la necesidad de ir. Creo que cometí un grave error, a pesar del dinero, la verdad. Pero a lo que iba; no voy a estar de brazos cruzados mientras atacan mi país. No lo hice con el de otros y no lo haré con el mío. Serví de entrenador e instructor de la aviación de marina, así que mis referencias de algo valdrán. Imagina lo que ha dicho tu madre cuando el reclutador Smithers ha venido a casa (¡un tipo estupendo, ya lo creo!) y me ha entrevistado. Lo ha hecho por deferencia a un veterano y también; como me ha confesado, porque prefieren que no se vea a los más mayores en las filas de reclutamiento, pues sería algo negativo para la moral. Y no me sorprende. Daría la sensación de que no hay suficientes.
Así que nada, hijo mío. No hagas tonterías y no intentes venir. Bastante tienes con tus alemanes (por cierto, he hablado con un antiguo amigo y me ha dicho que van a organizar una Fuerza Aérea expedicionaria en Inglaterra. Si quieres luchar por la patria, podrías probar allí, seguro que te reciben con los brazos abiertos.

Mucha suerte hijo. Te volveré a ver (no antes de que termine la guerra, espero, ambos tendremos mucho trabajo). Dales duro.

William Red.








Una carta que envía Bill Red para su hijo Eric, que está encuadrado en el Escuadrón Águila de voluntarios estadounidenses en Inglaterra. Quería ser como su papi y en cuanto estalló, se lanzó al otro lado del charco, desde Boston, donde nació.
Se trata de el mismo personaje cuyas aventuras comienzan aquí y del que podréis ver un retazo de futuro aquí.

Es un personaje que me gusta mucho y del que lamento no continuar con sus historias. Fue el primero en sobrevivir a una campaña de la Llamada de Cthulhú y le tengo mucho cariño. Según me anime a continuar, descubriréis que es un paleto absoluto, irlandés nacido en Estados Unidos, criado en Nueva York en uno de los barrios más pobres y crecido más adelante en Boston. Se alistó muy joven, falsificando su edad para poder combatir en Europa y enviar crónicas al editor de su periódico (una irresponsabilidad por parte del editor, pero creyó que se quitaría de encima a aquél crío contestatario). Volvió de la guerra mayor de edad, de mentalidad muy distinta y horriblemente herido (tiene media cara quemada desde la mitad final de la guerra). A pesar de ello, al volver se convirtió en una pequeña estrella en la ciudad, pues no sólo volvió, sino que pudo publicar todas sus crónicas con el apoyo del periódico donde trabajaba de chico correo antes de irse y al que volvió convertido en un periodista concienzudo, de escritura muy franca y abierta. Se pudo casar en parte por su gran don de gentes y la mediación de una amiga común y tuvo un hijo (Eric).
La campaña de terror comienza en una de las últimas acciones de guerra de la división en la que está encuadrado y luego avanza hasta unos dos años después de tener su hijo. En ese momento, una fuerza desconocida secuestra secuestra a su hijo y a a los de parte de su antiguo batallón. Eso lo lleva a una misión de rescate que lo lleva a la costa Oeste de Estados Unidos, a España y a Oriente Próximo. Pero esta, es otra historia y la publicaré en su formato original; el diario de los personajes.

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