sábado, 24 de julio de 2010

Él.

 Bueno. Después de casi 20 minutos delante de la hoja con la continuación de Folgore, me han entrado ganas de escribir lo que sigue. Tengo pensado como va a acabar. Y va a ser lo primero que escribo que tenga un final claro. Espero que os guste.


Nada en su vida había sido fácil. Desde pequeño había sido considerado un paria, alguien que no gozaría jamás del favor de la gente. Y comenzó con los trabajos sucios, llenando su vida con violencia y sangre, manteniéndose en movimiento para no pensar. Para no pensar en el porqué había sido odiado, apartado, excluido. Con el tiempo comenzó a ser temido y le gustó. Al menos no le pegaban o trataban de aprovecharse, porque más de una vez había asesinado. Y no siempre por encargo. Y así subió de escalafón, ganándose la confianza de los capos, la admiración de sus iguales y el recelo de sus superiores. Y en ese mundo de crímenes inenarrables. Ella.

La conoció de casualidad, cuando ella lo invitó a una copa justo después del trabajo. No pertenecía al círculo habitual, sencillamente estaban en el mismo bar al mismo tiempo y ella debió de ver algo en él. La sensación le gustó. Se intercambiaron los números con promesas de hablar más adelante. Un par de citas y ya era íntimos, quedaban después del trabajo de ella, cuándo él no tenía un encargo especial. No le había revelado nada, diciéndose a sí mismo que era para protegerla, pero en su interior sabía que se protegía a sí mismo de su rechazo. Y con el tiempo, se prometieron. Y se casaron. Y fueron felices.

Se casaron en una pequeña iglesia de su ciudad. Él nunca había profesado fe por nada, pero comenzaba a hacerlo. Y una iglesia le parecía tan buena idea como un juzgado. Y a ella le gustaba. Su luna de miel duró varios meses, con las bendiciones de sus jefes. Y cuándo volvieron el retomó con energías renovadas el trabajo.

 Vivían con ilusión. Él marchaba de vez en cuándo ha realizar encargos. Ella no sospechaba nada, en su ingenuidad, candidez, amor. Sabía que los hombres de negocios viajaban mucho. Pero él volvía siempre con una sonrisa, para amarla siempre, para siempre. Y se quisieron mucho. Y tuvieron una niña.

Por aquél entonces él había modificado su forma de actuar. Era menos venal, sangriento, temible. Se ceñía completamente a los términos del encargo sin extralimitarse como antaño. Eso no gustó, porque sus excesos aseguraban la total cooperación de los “clientes” de sus jefes. Decidieron, aprobaron, ejecutaron.

Su casa abierta al volver de uno de sus viajes. El inconfundible olor a sangre, sudor, suciedad. Ella, horriblemente mutilada yacía en el suelo con la ropa rasgada. En la cuna apenas quedaba nada que pudiera abrazar. En el salón, un vídeo reproduciéndose constantemente, con lo que le habían hecho a su esposa y su bebé. Los gritos. La violación perpetrada por cuatro hombres. Lo vio entero, apretando los dientes, quebrándolos, rompiéndolos.  Reconocía el pantalón demasiado apretado de uno. La cadena de oro de otro. Sabía quienes eran. Y sabía que no eran capaces de orquestar nada así por sí mismos. Aunque estaba claro que les había encantado.

2 comentarios:

  1. ¿Esto qué es? ¿Una mezcla de Punisher y Hitman...?
    Es interesante la forma en que describes las cosas, con frases cortas y directas. Habrá que ver el final, aunque te adelanto que en general es un buen efecto para partes breves, y no para un relato entero. Es decir, si este trozo fuera únicamente la primera de muchas páginas, perfecto, pero el efecto se diluirá si cierras la historia con otro trozo semejante. Aunque sólo es una opinión propia y no lo tengo contrastado, claro. Y tampoco hemos visto el resto todavía, así que no hagas mucho caso.
    Lo importante, sin embargo, es que al menos estás escribiendo. Sigue en la brecha.

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  2. No, esto no es una mezcla de Punisher y Hitman. Porque Punisher no deja de ser un buen tío y Hitman es un clon llorica con mucha potra (un calvorota enorme con un código de barras en la nuca es algo que destaca).

    Al escribir así pretendía resumir de forma un poco seca el "antes" del relato que comienza. Así pues, es un prólogo. La historia va a contar de relativamente pocas páginas y tiene final claro y a la vista. No se trata de otro proyecto interminable. Espero que no me dure más de 4 meses. De hecho, si me pusiera con ello pero bien, me debería llevar menos de dos semanas (lo que tengo pensado claro).
    Tranquilo que el estilo de este prólogo se queda donde está. La narración seria viene a continuación.

    Yo siempre estoy en la brecha. La pregunta es si estoy 'espistao o no.

    Espero que no os desagrade esta historia, porque al contrario de lo que suelo escribir, pretendo dejar muy de lado mi habitual humor. No es que mis relatos sean la risión, pero los chascarrillos, coñas y talante bromista de mis personajes no van a alcanzar este relatillo.

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